Viviana 10

Al bajarse del taxi me pidió: “por favor vení esta noche”, le grité que si y seguí camino a casa.

Esa noche temprano fui a su departamento con la bolsa de “juguetes”, el nene ya dormía, ella estaba ansiosa y lo acostó ni bien terminó de cenar.

Estaba muy contenta de que llegara, me dio un gran beso y se empezó a denudar allí mismo, sin siquiera cerrar la puerta, “parece que estás apurada” afirmé.

-“No te imaginas cuanto, dijo con una voz medio rara, hoy me quedé con una calentura terrible, en la tarde de mi hice dos pajas pero fue peor, cada vez estoy más necesitada de tu pija”

Me di cuenta que hablaba con dificultad por el broche que había tenido en la lengua y seguro se la dejó inflamada, se me ocurrió divertirme un poco con su desesperada excitación.

“Bueno despacio, primero me vas a mostrar las marcas que te quedaron de esta mañana”, cerró la puerta y en unos segundos estaba totalmente desnuda sentada en el sofá, con las piernas bien abiertas y ofreciéndome las tetas para que pudiera ver las cicatrices en su cuerpo.

Tenía terribles moretones oscuros en las tetas y en la concha y unas líneas rojas de sangre seca con marquitas equidistantes producto de los afilados pinches de los broches. Tomé de la bolsa uno de ellos y eran realmente muy apretados y filosos, me lo puse en un dedo y me hizo ver las estrellas además de sacar un poco de sangre.

Al verme Viviana con el broche preguntó. “me los vas a poner otra vez?”. Ni se me había ocurrido, con lo lastimada que había quedado me imaginé que sólo pensarlo debería ser terrible “no, respondí, sólo quería ver cuan fuertes eran”

-“ Que lástima, ¿y si me porto mal y desobedezco me los ponés? Preguntó casi suplicando.

No podía creer lo masoca que era, eso tenía que estar doliendo muchísimo y pedía más, ¿no tenía límite? Decidí averiguarlo, “ no se, veremos” contesté enigmático y me acerque a mirar mejor sus sevicias, “sacá la lengua” como me imaginaba estaba totalmente hinchada y muy roja, también tenía las marcas de los pinches.

Me saqué un zapato y pasé la áspera suela por su lengua con fuerza, repetí la operación varias veces, ella seguía impávida con la lengua afuera (ahora estaba negra) “ trágá” le ordené, obedeció y respondió “gracias amo, ¿ahora me va a coger?”

Estaba claro que me quería provocar para que la fajara, no sólo quería que la cogiera, necesitaba además sentir dolor y supuse que humillación, vamos a ver cuanto aguanta, pensé para mis adentros.

Me acerqué y retorcí sus pezones lo más fuerte que pude, ahogó un grito: no lo esperaba, “te gusta putita?, querés más? sin poder hablar afirmó con la cabeza. Entonces comencé a masturbarla con mi mano de manera bien violenta y raspando los lastimados labios externos.

Ella gozaba y su concha hervía liberando jugos a raudales, tenía que hacer algo más si quería doblegarla, saqué el inmenso consolador que había usado en la mañana y se lo metí en la concha con toda mi fuerza, esta vez entró completo mientras ella tenía un larguísimo orgasmo…

Evidentemente no era fácil encontrar algo que no le gustara, salvo la abstinencia. Me desnudé y le metí la pija hasta la garganta, yo también necesitaba acabar cuanto antes. Llené su boca de leche que disfrutó como si fuera un elíxir, ya un poco más calmos pudimos comenzar a repasar lo sucedido.

-“¿Como te sentiste esta mañana?” pregunté

-“ Maravillosamente, fue una sorpresa que no esperaba, ¿lo tenías arreglado con Verónica?

-“ No se le ocurrió a ella en el momento”

-“ No creo que haya sido en el momento, se nota que tiene mucha experiencia y lo debe haber planeado desde la primera vez que fuiste”

-“ Vos también tenés experiencia, tengo mucho que aprender”

-“Bastante bien te has portado, es difícil encontrar alguien con quien compartir este tipo de sexo. Yo lo tenía medio olvidado por obligación, lo últimos años sólo cogía de vez en cuando con quien conseguía, pero tuve muy poco sado y no me conformaba. Con vos me animé a ir más lejos y viene esa mañana a provocarte, te venía mirando hacía un tiempo y algo me dijo que eras un candidato con cualidades”

-“ Bueno, gracias, trato de hacer lo mejor posible, además cada vez me está gustando más, seguro vos me podés enseñar algunas cosas más”

-“ Puedo y lo voy a hacer, pero me gusta tu intuición y creatividad, por ejemplo cuando me mandás medio en bolas a comprar cosas para coger y todo el barrio me mira como a una puta, me encanta, nunca lo había probado. Eso si, hay una cosa que te indique claramente y no estás recordando: No me quieras, usame, pegame, humíllame cógeme, haceme todo lo que se te ocurra, pero no me quieras, sino te vas a ablandar y es justo lo que no quiero”

Tenía razón, cuando la veía sufrir mucho como cuando la torturó Verónica me daba pena, también dudaba en hacerla coger por otros, creo que sentiría celos. Pero no se lo iba a reconocer, puse mi mejor cara de póquer y le dije: “Así que te parezco blando, bueno ya verás”

Le puse los broches en los mismos lugares de antes menos en la lengua, con ese le mordí el clítoris, Una vez que estaba “abrochada” le acerque el teléfono y le ordené: “llamá a tu mamá”

-“¿Y que le digo?

-“Si querés decile la verdad que tu macho te ordenó que la llames mientras te coge, o sino inventale cualquier verso”

Llamó pero no se animó a contarle lo que estaba haciendo y le habló de pavadas, en cuanto la atendió la madre se la metí por el culo en seco y le empecé a dar sin asco. Era muy divertido verla tratando de hablar normalmente mientras yo le rompía el orto.

Para darle un poco más de sabor empecé a tironearle de los broches de la tetas, era maravilloso ver como se estiraban los pezones pero el gancho no se salía, supongo que si tiraba lo suficiente podría arrancarle el pedazo de carne.

Ella seguía hablando como podía, medio entrecortada y a veces dando algún gritito, se notaba que la madre se daba cuenta que algo pasaba, pero ella ponía escusas ridículas como que estaba cansada y le dolía la panza; el ojete, las tetas y la argolla le dolían.

Al rato le dije al oído: “podés cortar”, puso cara de alivio, saludó la vieja y cortó la llamada.

-“Sos un turro, me encantó”

-“¿Te acordás cuando ella te castigaba y comenzaste a conocer tu personalidad masoquista? Creo que tu mamá nos va a ayudar de varias formas, afirmé enigmático.

Acabé en su orto mientras ella también lo hacía, todavía tenía los broches y el consolador puestos, le ordené que se saque todo, por supuesto de sus tetas y de su concha salió bastante sangre que chupé con placer. Traje alcohol del baño y le pasé abundantemente por las heridas frotándolo con fuerza.

Ella no dijo nada pero indudablemente tenía que arder como la puta madre.

-“ ¿Y, te sigo pareciendo blando??” pregunté canchero.

-“ No es que te falten huevos para darme una buena cogida y hacerme doler bastante, o para imaginar cosas que humillen como hablar con mi vieja mientras me hacías de todo; en eso te tengo confianza y demostraste ser bueno. Pero no quiero que te enamores, lo cual debe estar pasando aunque no lo digas. No es amor, es calentura porque encontraste una mina que le gusta todo. No seas boludo aprovechala y disfrutá lo que la vida te dio”

Entendí su concepto, podía ver en mi interior como si fuera transparente, siempre me asombró la intuición que tienen las mujeres para estas cosas, pero sirvió para que desde ese momento no me sintiera tan culpable, quedaba claro que aunque yo era el “amo” ella manejaba la relación.

-“Bueno, voy a hacerte caso, ya encontraré formas para avanzar en el morbo, tal vez Verónica me pueda ayudar” Dije tratando de darle celos.

-“ Dale, es muy buena idea, seguramente ella conozca otros amos con quien puedas intercambiar esclavas, vos te divertís con otra que no te de remordimientos y el otro amo me hará a mi lo que se le ocurra, esas sesiones siempre son muy fuertes”

Como de costumbre, no dejaba de sorprenderme.

Me puse a ver que había puesto Verónica en la bolsa, era un consolador doble relativamente pequeño, unas bolas chinas y un aparatito que no entendí para que servía, Viviana me explicó que era para estimular el clítoris.

Yo esperaba otro tipo de cosas, más grandes y groseras, Viviana me dijo que todas estas son para usar en público, la gracia está en ponerse estos artilugios y salir a la calle como si nada, sintiendo la calentura delante de todo el mundo.

Me gustó la idea, pero dado como venía la noche tenía que subir la apuesta, agarré el butt plug y le ordené que lo ponga, con mi leche en su orto entró sin demasiada dificultad.

-“Ponete un vestido livianito sin mangas y unos zapatos con tacos”, cuando volvió de la habitación estaba hermosa, tenía una solera bien finita que mostraba fácilmente que no usaba ropa interior y unos zapatos de taco bien alto que no tenían nada que ver e incrementaban su aspecto de puta.

-“ Muy bien, pareces una verdadera puta, píntate un poco la jeta” dije con tono burlón.

Volvió con los ojos muy pintados y rouge en los labios, ahora era una prostituta completa, pero algo tenía que objetar: “ tenés las mejillas muy blancas , vení para acá” Y cuando la tuve a tiro le di un par de fortísimas cachetadas que dejaron su cara ardiendo.

-“ Ahora está mejor, anda a comprarme forros”

No se lo esperaba, tener que salir a esa hora, con esa facha, el butt plug metido en el culo y todavía tener que comprar condones era demasiado, pero no arrugó y desafiante preguntó:

“¿Cuántos querés”

-“Traeme una docena, y apurate porque tenés 20 minutos para ir y volver”

Agarro su cartera y salió de inmediato, antes de los 25 minutos estuvo de vuelta, más colorada que cuando salió, agitada, respirando con dificultad.

-“¿Porqué tardaste tanto?” pregunté haciéndome el enojado.

-“Discúlpeme amo pero fui a dos farmacias y estaban cerradas, se me ocurrió que tal vez en el kiosco vendieran, fui hasta el maxikiosco de la otra cuadra que está abierto toda la noche, tiene unas mesitas donde había bastante gente tomado cerveza y me miraron como queriendo cogerme allí mismo, pero tome coraje, le pedí al dependiente lo que me ordenó y volví corriendo”

-“ Si te hubieras dejado coger tal vez te hubiera perdonado la tardanza, era por una buena causa, pero ahora no me queda más que castigarte”

Al escuchar esto sus pezones se pararon aun más si esto era posible, parecían querer romper el vestido, agarré los forros trajo y me puse dos uno arriba del otro, en la cocina me unte la pija con manteca, tome el tarro de sal gruesa y la metí adentro.

-“En el sofá bien abierta de gambas” ordené y en cuanto estuvo en posición se la metí lo más violento que puede.

La sal raspaba su ya maltratada concha, yo la sentía a pesar de los preservativos que me protegían, a ella sin nada y con el maltrato recibido en su vagina le debía estar doliendo y ardiendo como loco.

Pero no lo demostraba, al contrario me pedía más y más. Le di el gusto, por suerte los forros disminuían mi sensibilidad y pude estar un buen rato antes de acabar, ella hacía rato que estaba en un orgasmo continuo.

Me saqué los condones y al que tenía la leche le hice un nudito y se lo di: “mañana cuando lleves el nene al jardín ponete alguno de los juguetes que te regaló Verónica y andá mascando este chicle” le dije antes de vestirme e irme.

CONTINUARÁ

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