Tras la concisa, explosiva y brutal respuesta de Mili, caí sentado en la cama, luego echado… volví a pensar en el bendito karma y en un dicho popular: lo que mal empieza, mal acaba… Mili y yo empezamos con infidelidades a nuestras parejas y bueno… tampoco fue la solución más decorosa la que encontré para anular los chantajes de Vane… y todo me pasaba factura justo ahora…

Como haría para explicarle a Mili si no quería ni hablarme, como haría para recuperarla si no quería ni verme… si llevaba a Vane a la puerta de su casa para que le explique lo sucedido, Mili terminaría por arrancarle la cabeza, y su viejo me la arrancaría a mi… que ayuda me podría ofrecer Guille, si Mili sabía que era mi amigo y me encubriría como lo hizo en el baño o en el salón… no, estaba solo, era mi pelea…

Era difícil, porque Mili tenía en la cabeza la imagen de que yo me había cogido a Vane por el culo, placer que solo compartía con Mili. Todo eso que ella pensó que fue especial conmigo, resultaba que era habitual para un promiscuo como yo… todos sus celos y temores de Vane conmigo estaban más que justificados, para ella seguro yo no era diferente de Javier… otra decepción en tan poco tiempo.

Esa noche no podía ir a buscarla, si su padre no me disparaba lo hacia ella misma… Tras buen rato pensando y sin que el techo me diera respuestas, me quede dormido confiando que si había ingeniado una solución para el chantaje de Vane… algo se me ocurriría para aplacar la furia de Mili.

Al día siguiente, me la pase deambulando en la casa, como fantasma, no sabía cómo hacer para recuperar a Mili… y también me invadió la culpabilidad… ¿por qué no hice lo mismo por Vivi?, la primera mujer a la que dije que la amaba… ¿me habría enamorado de Mili?, no dejaba de pensar en ella.

Solo por ratos pensaba en Javier, como lo golpearía nuevamente por ponerme en esa situación. Y si el en revancha le proponía a Mili vengarse dejando que él la coja por atrás, como yo supuestamente le hice a Vane… nooo… ni pensarlo, el culito de Mili era solo mío…

– Juan Daniel… te llaman… grito mi madre, apresurado fui al fono, es ella seguro.

– ¿Mili?… pregunte instintivamente.

– No, Guille… ¿Cómo te fue?…

– Me detesta como no te imaginas… no quiere que la busque, ni que le hable… dije resignado.

– Bueno, Vane esta arrepentida de lo que hizo, así que llamo a casa de Mili…

– ¿La llamo?… a terminar de apuñalarme… dije molesto.

– No, Vane ya cambio… llamo para contarle la verdad… pero le dijeron que Mili y sus padres fueron a pasar el día en el club de los militares… me conto Guille.

– Mierd… y ¿Cómo hago para entrar ahí?… dije, más fácil fue entrar al culo de Mili.

– Mi tío es coronel, a mí me dejan entrar con amigos… ¿te animas a ir?… me propuso Guille.

Acepte, aunque en el camino a casa de Guille, pensé que me estaba metiendo en la boca del lobo, un club en pleno de militares en actividad y retirados, donde el padre de Mili podría destrozarme con sus amigotes. Bueno, que mayor demostración de cariño que ir en medio del peligro por ella, pensé.

Bajo un pretexto de un trabajo urgente, le pille las llaves del auto a mi viejo… que no se te haga costumbre nomas, me llego a decir. Luego fui rápido a buscar a Guille. En su casa, esperaba un auto deportivo, lo conocía, más aun al chofer… no te pases!… era Vane… que carajos hace ahí?…

– Wow… Guille, está bien que te guste Vane, que este arrepentida y todo… pero no creo que sea buena idea, Mili me quiere matar… y si la ve la destroza… le dije de mal ánimo.

– No, no… solo quiere congraciarse, se ofreció a llevarnos… además su auto es más rápido que el tuyo y el mío… justifico Guille, no tenía tiempo para discusiones, así que acepte.

El club estaba en una zona campestre en las afueras de la ciudad, era una gran extensión de terreno, con zonas deportivas, restaurantes, zonas de camping, piscinas, incluso acceso a un rio. El viaje seria de unas 2 horas, dependiendo del tráfico y el karma… aunque Vane manejaba como loca, por el apuro de llegar.

En el camino hablamos poco, era propio de las tensiones de las situaciones que habíamos pasado. Solo note que Vane se mostraba más amistosa con Guille, ellos iban adelante y yo solo atrás con mis pensamientos. A mí como que Vane aún me tenía miedo o vergüenza, no era para menos por la situación en que me puso. Ella había vuelto a vestir menos llamativa, como antes, le iba mejor así.

Al llegar al club, Vane nos iba a dejar en la puerta e irse, pero Guille la convenció de entrar con nosotros… lo quise matar, pero me explico que el club era muy grande, que él y Vane podían buscar juntos en algunas zonas y yo en otras para abarcar más área… era cierto, era como buscar una aguja en un pajar, siendo fin de semana y vacaciones, el lugar estaba lleno…

Vane no podía buscar sola porque si Mili la veía la mataba y parecía que Guille quería pasar tiempo con ella, con la versión antigua de Vane, que no era como la bruja de semanas anteriores. Solo temía que en vez de ayudarme, Guille y Vane se fueran a continuar lo que iniciaron la noche anterior. Más aun cuando decidieron buscar en las zonas construidas: restaurante, bolos, billar, juegos de niños, alojamientos, cabañas, etc., y me dejaron todo el campo para que patrulle yo solo…

Bueno, en parte era mejor que ellos busquen en esas zonas con más gente, donde Mili se contendría… pero en campo abierto si Mili divisaba a Vane, la daba una paliza… No podía, ubicarla, aunque mi vista también se perdía entre shorts, minis y demás… estas hijas de militares, mostraban mucha piel.

Hasta que por fin divise a Mili, estaba en una cancha de vóley… jugaba su familia (padre, madre y ella) contra otra familia. El padre de Mili como les comente era un moreno que medía 1.98m, yo con mi 1.85m me sentía enano a su lado. Su madre como ya lo imaginaba, era de 1.60m, de tez clara, cabello castaño y figura atlética… una guapa y bien conservada suegra.

Al final en ese mestizaje Mili salió un poco más alta que la mama, saco la contextura voluptuosa de las morenas de la familia del padre, el color de piel no era ni de morena ni de blanca, un magnifico tono bronceado. Esas eran las características de la mujer que intentaba recuperar.

Por lo demás, Mili estaba vestida como las chicas que salen a trotar en las mañanas, es decir, shorts cortos, un polo pequeño sin mangas y algo escotado, estas fachas dejaban traslucir nítidamente todas sus formas, me daban nuevamente ganas de poseerla, pero dadas las circunstancias no sería nada fácil.

Espere pacientemente que terminaran de jugar, obviamente alejado y oculto para no llamar la atención, al terminar su partido, cruzaron algunas palabras entre las familias. Obviamente gano la familia de Mili, con el gigante padre y los fuertes mates de Mili… lo digo por experiencia, ya que sufrí sus bofetadas.

Luego, para mi suerte, note que Mili se separó de sus padres, mientras ellos iban al restaurante, veía que Mili se perdía entre la vegetación, en dirección al rio. Tal vez se quería dar un momento para dar un paseo y estar sola con sus pensamientos… pensar en mí quizás…

Sabía que esta era la única oportunidad que tenía para hablarle a solas… así que me di maña para seguirla, a cierta distancia, mi único camuflaje los arbustos que encontrara en el camino. Bueno también yo traía una mochila con algunas provisiones… un gorro que saque para cubrirme en algo la cara.

Esperaba ser sigiloso y que no me descubriera, sin embargo por instinto Mili se detenía de cuando en cuando a observar a los lados… su ano sentiría la presencia de mi pene como un imán?, pensé.

Me sentía como un acechador, un acosador… pero en el camino aun había gente, debía esperar a estar a solas para que ella no arme un escándalo que pueda llamar la atención de la gente y amigos de su padre dispuestos a darme una paliza… debía emboscarla, elegir un terreno favorable para mí batalla.

Una vez que vi que no había gente alrededor, ya que atardecía y la mayoría retornaba, decidí acercarme más, escuchaba el sonido del rio cerca… estaba a pocos metros de ella, quise hablarle… pero ella escucho mis pasos… se detuvo y volteo a ver quién la seguía:

– ¡Tuuu!… dijo sorprendida y recordando todo agrego… ¡maldito traidor!…

– Espera, espera… déjame hablar… le dije, esquivando las cosas que me lanzaba.

Sospechaba que ese carácter explosivo lo había heredado de la madre de Mili, que con su 1.65m hacía que ese moreno de 1.98m durmiera en la cochera cuando se enojaba… tiempo después el militar me diría: “las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo”… dicho suyo pensé, pero me corrigió: No, frase de Napoleón, gran militar (pésimo esposo seguramente).

Volviendo al relato, Mili me lanzaba todo lo que encontraba en el piso, desde ramas hasta pequeñas piedras. Mientras yo me acercaba más y más, esquivando o recibiendo lo que me lanzaba.

– Carambas!… déjate de cosas… au… ¿no podemos hablar como adultos?… le pedí.

– Adultero es lo que tú eres!… Judas!… replico sin darme tregua.

Pensé en el dicho de Napoleón, pero terco, decidí no huir… llegue hasta aquí y no iba rendirme…

– No pasó nada con Vane, en el departamento estaba Guille… él se la cogió… le explique rápido.

– Mentiroso… dijo lanzando otra piedrita, pero ya a menos distancia porque me acerque.

– Au… mierd… me queje al recibir esa piedrita en la cabeza.

Esa última piedra hizo diana en la frente, mismo David y Goliat. En realidad no me dolió mucho, solo iba a ser un chinchón más, pero exagere el dolor del golpe para que me diera unos momentos de tranquilidad y despertar su lado maternal, su compasión y efectivamente…

Note que ceso de lanzar cosas, su rostro cambio de rabia por incredulidad y luego preocupación. Viendo que mi estrategia surtía efecto, seguí con mi teatro, me tome la frente, cubriéndome un ojo, me senté en la tierra quejándome y maldiciendo…

– ¿Qué te pasa? ¿estás loca?… me queje.

– Danny… ¿estás bien?… dijo cediendo y acercándose.

– Diablos!… casi me sacas el ojo… le dije exagerando.

– Pero bien te lo mereces… por pendejo… replico, pero con menor dureza que antes.

Veía que había sido más fácil amaestrar el ano de Mili, pero domar su carácter sería una prueba de fuego… ya estaba a mi lado, agazapada mirándome arrepentida casi llorosa.

– Si me quedo tuerto… solo tendría un ojo para verte… dije zalamero, era de ese tipo de cosas que les gusta oír a las mujeres. Mili estaba a punto de derretirse en 5, 4, 3, 2…

– Eres un… canalla… encantador de serpientes… te la sabes todas… dijo casi sonriendo, luego agrego: déjame ver como esta…

Aparto cariñosamente la mano que cubría mi frente y mi ojo… obviamente no encontró mucho y eso avivo nuevamente su cólera…

– No tienes nada… lo sabía… mentiroso!… dijo empujándome.

Solo que no dejaría que se vaya, cuando sus manos se apoyaron en mi pecho, aproveche en tomarla de los hombros, igual por la inercia del empuje terminamos echados en el piso. La tenía abrazada, pero ella forcejaba. Gire rápido y me puse sobre ella aprisionándola entre mis brazos y piernas.

– Suéltame… me pedía mientras pataleaba.

La quise besar a la fuerza, lo logre… al principio busco esquivarme, luego sentí que me correspondía, sentí parte de su lengua jadeante… pero recobrando la cólera por el recuerdo de Vane, nuevamente pugno por alejarse… sentí que quería morderme… y tome distancia.

– Inténtalo de nuevo para que veas…. me reto.

Mi cabeza hacia amagos de querer besarla y ella me recibía con los dientes, mordiendo al aire en advertencia para tenerme a distancia… hasta que hice un amago, su cabeza fue a un lado y yo termine en el otro lado besándole el cuello… ella cedió, sus piernas que antes luchaban se relajaron y comenzó a mover nerviosa su torso, me abrazo…

Yo también relaje la fuerza con que la aprisionaba, dándole espacio, casi cantando victoria porque había logrado domar a la fiera… pero fue muy pronto, ella volviendo en sí… me dio con la rodilla en las bolas…

– Au caraj… me lamente, esta vez me dolió, un frio calambre recorrió mi estómago.

– Ahora si te duele ¿verdad?… dijo irónicamente, empujándome a un lado, luego se paró y agrego molesta… eso no es ni una pizca de lo que me dolió lo que me hiciste…

Después Mili retomo el camino y comenzó a huir a trote, mientras yo me retorcía en el piso, intentando asimilar el golpe… pensé ¿por qué siempre las mujeres le dan su cuota de drama?… Algo confuso aun por el golpe, no sabía si el dolor que menciono Mili era de cuándo le rompí el culo la primera vez o el dolor que le causo creer que inicie analmente a Vane, su rival…

Después, conscientemente pensé que sentiría yo si me dijeran que Javier se cogió a Mili… la sola idea me daban ganas de pulverizar a Javier… y a Mili, bueno, gritarla, insultarla, decirle su vida, al menos yo sé que no podría golpearla, como si quiso hacer Javier…

Nunca había estado en esa situación, es decir, de saber o sospechar que mi pareja me había sido infiel… que me puso los cuernos… no sabía que sentiría incluso si solo fuera un chisme… creo que igual que Mili ahora, me costaría escuchar las explicaciones de mi pareja… me costaría confiar en ella…

Entonces si era difícil ¿Por qué lo seguía intentando?, Mili no me quería oír, no confiaba en mí, menos tras ver las fotos de Vane y mía entrando al depa… nunca había llegado a estos extremos con otras chicas… bueno tampoco había estado en esta situación de que piensen que era un pendejo… ¿Qué tenía esta mujer que me hacía perseguirla? a otras por menos las mande al diablo…

Aparte de sus gordas nalgas y estrecho ano que me encantaba cabalgar… se había vuelto mi adicción, mi obsesión o mi capricho… o simplemente quería limpiar mi nombre de ese malentendido con Vane… Quizás esta hembra más difícil de conquistar era la que más me atraía… por ese aliciente de dificultad…

Nuevamente me pare, adolorido, volviendo a la carga, persiguiendo a Mili por el sendero que vi que tomo… decidido a que me escuche por la buena o por la mala…

– Ayyyy… escuche su quejido, que venía acompañado del sonido de un deslizamiento de tierra.

Mierd… parecía que Mili se hubiese desbarrancado… seguí rápidamente sus huellas. Note que en una parte del camino había un desvió, seguro un atajo al rio, ese sendero era polvoriento, inestable, por el que fácilmente uno podía caer… debe ser por aquí me dije, mientras seguía oyendo sus quejidos…

Era un terreno suelto, con pendiente descendente y vegetación a los lados… baje a través del estrecho camino apartando ramas… hasta que me di con un espectáculo inusual:

– ¿Cómo diablos terminaste así?… pregunte asombrado.

Mili se encontraba estampada contra un gran árbol tirado en el suelo, era como un obstáculo quizás para evitar que un caminante o ciclista avezado se fuera de largo y sufriera un accidente… ya que tras él había un desnivel de unos metros, luego unas rocas y el rio… en realidad yo casi me rio al verla…

Ella me daba la espalda, estaba recostada en el árbol, con su vientre contra el tronco, mientras por alguna extraña razón una rama rota había apresado su cintura y otras ramas más pequeñas su espalda… me daba el espectáculo de sus gordas nalgas encerradas en un short que por la presión ya parecía una malla, mientras sus piernas pataleaban buscando zafarse.

– ¿Qué esperas?… Ayúdame… me ordeno, reconociendo mi voz.

– No tan rápido… le dije… ahora me vas a escuchar.

Sabía que si la libraba nuevamente se iba a escapar o me lanzaría lo primero que viera, mejor era tenerla así quieta y que escuche mi versión de las cosas. Por otro lado era un lindo espectáculo verla así, enredada, cautiva, casi en 4 patas.

Pase frente a ella, había un poco de espacio entre el árbol y el fin del camino… quise evitar reírme de su situación, pero se me salió una sonrisa burlona. Ella me miraba roja de rabia, si me acercaba me daba un zarpazo seguro… era mejor tenerla como fiera enjaulada.

Ella con sus brazos libres intentaba, hacia fuerza contra el árbol, reponerse, empujando las ramas y no podía, seguía encerrada y desistió al final. Tal vez solo descansaba tomando fuerzas para intentarlo de nuevo, y podría tener éxito… así que aproveche ese tiempo para contarle lo sucedido.

Le resumí la historia de cómo Vane llamo a chantajearme, como le pedí ayuda a Guille y embaucamos a Vane para que vaya a su depa, donde tras amarrarla y vendarla, Guille la poseyó. Luego estando a mano le pedimos que ya no nos vuelva a amenazar con chismes, molestar en la facultad o chantajearnos. Pero que Vane antes había confabulado con Javier para que me tome fotos y las envíe.

Mili escuchaba pacientemente, no tenía otra opción, con un brazo sobre el árbol y su mano sosteniendo su quijada, con expresión aburrida e incrédula…

– Ahora cuéntame una historia de vaqueros… dijo irónicamente.

– Carambas… Lo que te dije lo pueden corroborar Guille y hasta Vane… le insistí.

– No me hables de esa perr… dijo molesta intentando librarse nuevamente.

– ¿Crees que vendría acá a mentirte?… arme un plan para librarnos de Vane, salvar tu imagen en la facu… arriesgo mi pellejo para verte, viniendo en medio de un lugar lleno de militares entrenados para matar… dije molesto, esa mujer era más terca que una mula.

– Pero hay fotos… dime ¿cómo creerte?… decía amargamente y llorosa.

– Ósea prefieres creerle a fotos que me tomo adrede Javier, ese patán que quiso golpearte… si me crees o no ya es contigo… tampoco voy a suplicarte… dije perdiendo la paciencia.

Ya había dicho lo que vine a decir y me iría con la frente en alto… por esta mujer me atreví a tener relaciones en los lugares más riesgosos, a punto de ser descubiertos en el baño de la facu, en la biblioteca, en el coliseo, en el baño de Guille, en la cochera de su casa, en el estacionamiento y en la oficina del profe… y aun así, ella no confiaba en mí.

Me arriesgue a ser expulsado de la facu a punto de terminar mis estudios, arriesgándome a que me mate mi padre, me arriesgue a ser golpeado por su padre… la defendí a golpes de Javier frente a todos… incluso me arriesgue a dejar una buena chica (Viví) que adoraban en mi familia… y ¿para qué?…

Bueno en realidad, el último ejemplo no fue bueno, ya que en eso cimentaba Mili sus dudas sobre mí… en que deje una buena chica por un buen culo… si deje a Viví por Mili, que me impedía dejar a Mili por Vane que también tenía formas apetitosas y el morbo que implicaba desvirgarle el ano a la niña rica.

Claro que mi conciencia no me permitiría irme sin liberar a Mili… en esos instantes se invirtieron los papeles, Mili reflexiono todo lo que le dije… ella estaba alicaída, casi avergonzada de haber desconfiado de mí, yo molesto comencé a romper las ramas pequeñas que aprisionaban su espalda…

– Danny… quiero que me entiendas… toda mi vida los chicos me han buscado por mi cuerpo, al no conseguirlo se fueron o me engañaron con otras, como Javier…

– No me compares con ese tipo… dije iracundo desapareciendo de su vista.

– Lo siento Danny… no quise decir eso… no te pongas así … dijo sollozante

Me iba ir, total ya la había liberado de varias ramas y sería más fácil que ella salga de ahí. Tal vez me alejaría un poco, la vería, si no puede librarse retornaría a ayudarla. Solo quería alejarme un rato, que me bajen un poco las revoluciones, que me pase el enojo… Sin embargo Mili me insistió…

– ¿A dónde vas?… no me dejes… vamos… ¿qué puedo hacer para disculparme?… dijo arrepentida.

Al escuchar eso, voltee y me compadecí de verla aprisionada, de ver su gran trasero encerrado entre las ramas… era un desperdicio… con la rabia que tenía podía ser un patán de otra manera… total dudaba que la volviera a ver, al menos quería probar por última vez el placer de su cuerpo, de su gran culo…

– No vas a hacer nada… le dije y me baje el cierre, ella escucho ese sonido y reacciono.

– ¿Qué?… no Danny… ¿Qué haces?… se quejó, mientras sentía que le bajaba el short.

Deje sus rechonchas nalgas al aire, al sentir el viento se le erizo la piel, se contrajeron sus nalgas aprisionando su pequeña ropa interior, tras un palmazo se relajó y aproveche para hacer a un lado su pequeña y sexy ropa interior negra.

– Suéltame Danny… detente por favor… exclamaba asustada.

Había sido muy bueno y comprensivo… a cambio solo recibí respuestas irónicas y pedradas… caraj… ella prefería creerle a Javier… quizás para que las mujeres nos crean y nos persigan los hombres debemos ser unas basuras… ya que las mujeres prefieren creerle a pendejos antes que a tipos que las tratamos bien y protegemos… no, ahora yo sería un patán… le daría una lección a esta perra terca…

– Ni se te ocurra… me amenazo, sospechando lo que quería.

Mi verga se le incrusto en su ano sin contemplaciones… ella estiro su espalda, se retorció de dolor al sentirse clavada tan salvajemente… esta vez estábamos en medio de la nada, podía gritar, vociferar, aullar y nadie la oiría… esto era entre ella y yo… me desquitaría de su desconfianza a costa de su culo…

– No Danny no… ouuu… ufff…. se quejó pero era tarde.

Mili forcejeaba con el árbol y sus ramas que la aprisionaban, mientras yo forcejeaba con las pataletas de sus piernas, con su estrecho y evasivo ano… por momentos ella contraía las nalgas y el esfínter, apretando mi adolorida verga que antes había recibido un rodillazo… un par de nalgadas y me soltaba.

– Ouuu mierd… ufff… ouuu… exclamaba ella adolorida mientras le violaba el orto.

Llego el punto en que se dio cuenta que dé más estaba intentar huir… estaba prisionera de la naturaleza (el árbol) y de mi entrepierna que le golpeaba armónicamente su inflado trasero, mientras mis manos jaloneaban sus carnosas nalgas…

– Ufff… así se lo hiciste a la desabrida de Vane ¿no?… ouuu… decía para molestarme.

– No bruta… ¿no entiendes?… solo tú eres mi perra… replique sin dejar de castigarle el ano.

– Ouuu… uhmmm… mentiroso… ouuu…. Ufff…. uhmmm… se resistía mientras tibios gemidos se escapaban entre queja y queja.

Estaba domando a la fiera de la manera que le gustaba, la tenía analmente esclavizada… si no la exorcizaba del chisme de Vane, al menos me daría el gusto de cogérmela por última vez… de disfrutar viendo su cuerpo retorcerse de placer… escuchar sus gemidos…

– Ouuu… uhmmm… daba alaridos mezcla de dolor y de placer, en medio del bosque, algunas aves huían al oírla.

Yo estaba dispuesto a romperle el culo salvajemente para que se acuerde bien de quien la inicio en este placer, le dejaría adoloridas las nalgas para que se acuerde de mi cada vez que se siente, le desgarraría el ano para que nadie más se atreviera a cogerla como yo… para que se arrepintiera de dejar ir a la persona que la llenaba, que la atoraba y que la satisfacía…

– Ay amorrr… que me revientas… uhmmm… me dijo presa del placer que le brindaba.

– ¿Vas… a… dudar… de… mí?…. le preguntaba y en cada silaba la empalaba contra el árbol.

– No mi amorrr… nunca más… uhmmm… exclamo Mili completamente sometida.

– Mentirosa!… le replique, ahora me tocaba a mi hacerme el difícil.

Saque mi verga y la deje así, poseída de la excitación… apenas a pocos segundos de llegar al orgasmo… este sería su castigo por ser una loca desconfiada y celosa… encima se atrevía a decirme amor tras haberme hecho buscarla en ese club lleno de militares y hacer que la persiga en el bosque…

– Nooo… ¿qué haces?… no me dejes así… por favor… regresa amor…

Escuche suplicar a Mili, mientras yo me alejaba…

Continuara…

Un comentario sobre “Relato erótico: “Rompiéndole el culo a Mili (21)” (POR ADRIANRELOAD)”

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