Un señor de su castillo
Me debería introducir adecuadamente, mi nombre es Alberto Russa. Durante la gran mayoría de mi vida he vivido lo que se podría considerar la “Bonna Vida”, mi padre arranco hace cincuenta años con una pequeña empresa de camiones, que fue poco a poco adueñándose del mercado a medida que el resto iba a quebrando, gracias a su falta de intermediarios, y con el desmantelamiento de trenes en la Argentina de los 90’ nos volvimos los principales proveedores de transporte del centro del país.
O sea, nos volvimos asquerosamente ricos. Pero ese fue el trabajo de mi padre. Yo, como segundo hijo de una familia de tradición italiana, estaba condenado a ser olvidado en un puesto secundario. Pero no me rendí y a los diecinueve, en vez de ir a la UCA como pretendía mi padre, hice mi camino por el contratismo puerta a puerta. Allí durante cinco años construí una red de contactos mucho más poderosas que cualquier tradición familiar.
Logre formar lazos y negocios con diversas organizaciones sindicales de tanto construcción y transportes, así como políticos de los diversos partidos nacientes después del “reinicio” del 2003. Con mis viejos amigos que estudiaron Derecho conseguí hacer contactos con jueces y policías de varias provincias.
Pero eso no importaba a mis 25 años, en el 2007, después de haber sacado de cincuenta lios a la compañía, tantos verdaderos como falsos, y de haber aprendido idiomas para negociar con los chinos y de haber estudiado leyes. Mi padre dio la herencia a su primogénito. No era mi hermano, me había criado con él, pero no lo era. A mi hermanastro, el drogadicto y negligente le había dado la presidencia.
Yo no llore en el funeral de mi padre, nunca fue uno para mí, pero si llore cuando me entere que no era tampoco un hijo para él. Si algo aprendí después de vivir en “el mundo real” es que la peor forma de rendirse es cuando uno sigue las reglas. Y yo no estaba dispuesto a perder así.
Soy muy aficionado al paint-ball y a la caza. Aunque difícilmente llego al metro setenta logre hacerme de un cuerpo atlético y ágil. Tengo la piel ligeramente oscura y el pelo y los ojos negros. Todo eso contribuyo a mi sigilo.
Invite a mí hermano a una partida de caza en un bosque chaqueño, allí le dije que nos separemos. A los diez minutos pude encontrarme con un “chancho del monte” y vi que estaba cerca de mi hermano. Le dispare, y corrió contra mi hermano. Lo tumbo, yo salte sobre él y con mi facón lo descuelle en el acto. Lo arrastre en el rio y se lo tire a los yacarés.
El tipo fue tan idiota como para no escribir ningún testamento, yo lo herede todo.
Gracias a mis contactos, y que a los yacarés les gustaba la carne demasiado, no se sospecho de mi. Mi hermano era un cocainómano, un accidente en medio del bosque era inevitable. No hubo sospechas, los medios ya se estaban peleando con el gobierno para darle manija a lo mío.

Claudia aparece
A partir de ahí todo fue más fácil de lo que creía. La mayoría no sabía usar “el poder” y yo sí, negocie sin problema y mi éxito se hizo oír en las familias más importantes del país. Los odiaba, eran brutos y caprichosos, se odiaban entre si y eran estúpidamente católico.
Si, no “muy católicos” estúpidamente católicos. La mitad estaba en el opus dei pero eran bastante faloperos y eso me caía mal. Yo casi estaba decidido a vivir como un monje, pero una consulta en el doctor me hizo cambiar de idea.
-Bueno señor Russo, ¿usted mantiene relaciones sexuales frecuentes? ¿Tiene familia?
-¿Eh? ¿Eso por qué?
-Bueno, sus exámenes demuestran que si usted tuviese cincuenta años estaría ideal…pero tiene treinta y tres, señor. Sus niveles de estrés podrían traerles serias repercusiones en un futuro cercano. Sin mencionar su otra vida secreta…
-Vamos desde los estándares de mi clase soy alguien bastante moral.
-Touche. Aun así, ¿ha mantenido relaciones sexuales?
-Bueno, maestro, ya que entramos en confianza, debute con mi prima a los diecisiete, y de ahí todo se fue a la mierda nos separaron y no nos volvimos a ver. Después alguna puta a cada muerte de obispo.
-Bueno, eso tendrá que cambiar. Necesita estabilidad, alguien con quien dormir tranquilo o podrá implotar en un futuro cercano.
Con un medico no se jode. A mis treinta y tantos necesitaba una mujer, y que sea de mi circulo pero no había ninguna vuelta. Hasta que conocí a Claudia.
Yo estaba en una reunión con unos chinos, no los empresarios, unos de la triada y estábamos haciendo unos contratos para contrabandear ciertas cosas no muy mencionables de las autopartes hacia Brasil. Allí ellos en un gesto de buena fe me invitaron a una partida de caza en la helada Patagonia.
Yo ya tenía fama de mutilar a mis animales con un machete, así que ellos a conciencia decidieron que si yo iba nadie que no quisiera realmente el encuentro iría. Cuando llegamos hacia Neuquén se hizo un almuerzo por los buenos negocios. Prácticamente no había nadie, más allá de los chinos, hasta que se apareció una mujer vestida de rojo.
Le pregunte a los chinos quien era.
-¿No la conoces? Esa es Claudia Ajmatov. Esa mujer heredo de su marido negocios con procesadoras de petróleo.
-¿Una viuda tan joven?
-De un marido bastante crecido, uno de esos locos que se creían señores feudales y esa cosa. La diferencia era de cerca de veinte años de edad. Treinta y ocho años ahora tiene ella.
-Mira, Xi-Ping, ¿le vas a seguir hablando de mí mientras estoy acá?
Ella apareció, simplemente. El chino se dio vuelta asustado. Yo la pude ver detenidamente, era una mujer que llegaba al metro setenta. Tenía el pelo al estilo cleopatra, marrón, y una piel bastante rosada. Sus anteojos de sol lograban hacer que se vea mejor su sonrisa. Parecía más joven de lo que era, pero era más que una apariencia, daba esa sensación. Tenía guantes de seda negros, medias largas negras y un vestido rojo.
-Claudia, encantada.- Me dio la mano.
-Alberto.- Le agarre la mano como un saludo cualquiera, odio los caballerismos.- ¿Vas a participar en la caza?
-Mira nene, acá en el sur no es como el centro. Allá cazan por diversión, pero acá es tradición.
La mire con algo de cara de ojete, ¿ella se pensaba que yo era un boludo más? ¿Un boludo porteño más delicado de mierda?
Yo me fui a fumar en el techo, estuve hasta tarde, allí se apareció ella. Traía un mate y un termo. Hacía mucho que no chupaba un “amargo” con nadie. Me alcanzo y le eche un sorbo sin hablar.
-Perdona, decirle “nene” a un tipo como vos parece inadecuado.
-¿Cómo yo?
Ella sonrió, se saco los anteojos de sol. Los ojos tenían un amarillento color miel que hacia juego con en el pelo castaño.
-Veni, sentate.- Dijo mientras se apoyaba en una reposera. Se saco los zapatos de tacon. Tenía unas piernas largas y unos muslos bastante apetecibles. Me senté al lado de ella.
-¿Qué averiguaste de mi?
-Nada…excepto que sos el hombre… no, el joven más poderoso del centro del país.
-Exageras.
-Y casi por tu propio nombre, muy admirable.
-Me considero un empresario “a la antigua”. Señor de mi castillo.
-¿Le decís castillo a una casa de hace cien años del conurbano?
-¿Cómo?
-Acá en el sur también tenemos contactos, nene. Ahora nos están apretando bastante, pero seguimos teniendo contactos en Inteligencia. En este país la invisibilidad es poder.
-¿Queres algo de mí?
Volvió a cebar el mate, tomo un poco y después me lo dio. Se recostó un poco, le pude ver por l escote los senos blancos que tenia ella. Tendrían el tamaño de unos melones bien apretados en ese vestido.
-Tengo un nuero, es una basura. Sé que el tipo me va a tratar de sacar un cacho de la herencia de mi marido, en realidad yo se que está caliente conmigo y que me quiere forzar a casarse conmigo…
-¿Estamos hablando de un asesinato?- Ella sonrió.
-¿Así de rápido sos? No me sorprende que seas tan importante…y misterioso.
-Yo no me meto en los quilombos ajenos, ese es mi lema. Así sobreviví.
-Te daré más de lo que te podrías imaginar. Contactos en el sur, y además de varias casas para que puedas alquilar. Solo necesito que hagas una llamada.
Ella sonaba que me rogaba.
-Después me vas a inculpar y será como si no hubiese pasado nada.- Suspire.- Teniendo los contactos que tengo no creo que me ocurra nada, pero saldré público y más de un político me pedirá o apretara por favores y se volverá insoportable
Me fui caminando mientras ella atrás estaba llorando, no sabía si me estaba mintiendo o no. De cualquier forma le saque una foto con el celular. Llame a uno de mis amigos del servicio de inteligencia para que la investigue.
-¿Sabes que por facebook se hace la mitad de este trabajo, no?
-No solo quiero que revises eso, si tiene una notebook quiero que la conectes a la mía. También quiero que interceptes su teléfono en cuanto puedas.
-Entendido.
Tardo dos horas en realizarse. Revise todo su documento, al parecer si es viuda. Desde hace seis años. Su marido murió misteriosamente después de haber renunciado a los acuerdos prenupciales, y de haber tenido una causa por lavado de dinero. La historia personal de ella era casi tele novelesca, chica de clase media, huérfana a los diecinueve, que estudia en universidad historia y artes, y que la levanta, o se deja levantar, por un heredero rico y viejo, que ni termino el secundario. Dura doce años de “feliz matrimonio” (Suegra “estrictamente católica” y suegro muerto) Reuniones que la van apartando de su familia original, bla bla bla.
La vieja estira la pata en el doceavo viaje al sur de Francia, (¿para qué? Si ya tenemos playas en Buenos Aires) El viejo heredero se trata de patinar la plata, pero la salva su hermano mayor (el viejo que dijo la mina), mientras que la mina esta ya harta. Finalmente muere (¿o lo matan?) el viejo heredero, y el primogénito y la mina se quieren repartir en partes iguales. Pero claro que nadie las respeta, ahora uno está acusando al otro para meterlo en cana. La mina por talleres esclavos (curiosamente los señalados se incendiaron al momento de la acusación) y el viejo a ella por asociación ilícita.
Claro que las diferencias es que, mientras que la mina tiene contactos con jueces y pruebas disponibles. El otro tiene a la policía de su parte y a un juez lo suficientemente corrupto para hacer lo que sea.
Cuando me enviaron el facebook me di cuenta que solo era de trabajo, de la universidad de Rawson. Ella es profesora. Ni familiares ni nada.
-¿Tiene hijos la mina esta?
-Y, el facebook no dice nada. Ella está usando su apellido de soltera. Y eso que si tiene hijos deben estar inscriptos con el apellido del padre. A lo mejor para evitar que la cana los busque.
La cosa era pasada, me puse a revisar mi habitación. Me encontré con lo peor, había un micrófono en mi teléfono.
A la mañana siguiente al día de la caza pude notar algo raro. Vino un cana.
-¿Dónde están sus documentos?
-No llevo, voy de caza.
-Me parece que voy a tener que llevarlo detenido.- El tipo mediría dos metros, pesaría noventa kilos. Al momento que me agarro el brazo cruze miradas con Claudia. Sabia como venia la mano, y yo también.
Soy inapretable. Le saque la macana de un tiron y le di en la cara. El me pego una piña que me saco sangre de la nariz, yo le escupí y le volvi a dar en la cara.
El por reflejo agarro su pistola, pero la patee, fue disparo en el aire. Y ahí le di en las piernas con la macana. Lo puse de rodillas y le hice una llave en el cuello con la macana.
-Escúchame basura, ¿Quién soy?- Le patee la espalda, Goliath escupió sangre, la ira puede hacer mucho- Deci mi nombre.
-N-no lo sé.
-¿Entonces quién soy?- Tardo un segundo en responder, lo acogote un segundo. -¡¿Quién soy?!
-Nadie. – Dijo asustado.
-¿Y ella?
-¡Nadie!
-Ferpecto.- Le saque la billetera mientras le apuntaba la nuca con mi escopeta. Agarre sus documentos.- Pero YO si se quien sos. Y si no decís que perdiste los documentos, y que había demasiados testigos, entonces te tendre que conocer mejor y ahí nadie recordara de vos o de quien amas NADA. ¿Estamos?
-¡S-si!
Lo solte y se fue corriendo. Claudia me paso un pañuelo para limpiarme la nariz. Me descargue dándole machetazos al ciervo que cazamos esa mañana.
A la mañana siguiente hice una llamada, en doce horas el viejo de mierda estaba tan lleno de cianuro que lo podrían haber usado como esponja para limpiar oro. A su vez decidí intervenir en las llamadas de Claudia. Me dedique a escuchar en todo ese rato como hablaba con una colega de la universidad.
– Si, es el indicado. No está confirmado, te voy a enviar una muestra. Pero estoy segura que se trata del que nosotros necesitamos. Tal vez la humanidad al fin podrá encontrar la gran cura a sus problemas.
Yo estaba bastante enganchado con lo que estaba diciendo hasta que…
– Para que tengo una llamada en espera.
Cortó y atendió.
-Hola, Cami. ¿Cómo van las cosas allá?
-Bien, ma. Acá estamos preparando las cosas para la Pascua. Muchos nenes van a recibir huevos este año.
-¿Ya rezaste?
-Claro ma, ¿y vos?
-Estoy en eso. ¿Y tú hermana? ¿Cómo le está yendo en la facu?
-Bien, Caro se perdió la misa de la otra vez. Pero promete que vendrá la próxima.
¿Ahora tenía hijas la mina? Definitivamente había algo de los documentos que no se terminaban de mostrar. Pero su voz, ella parecía estar tratando de tapar algo. Escucho que tocan la puerta, me dedico a hackear las cámaras del hotel. Es una mujer, le daría treinta años. Piel oscura, petisa, ojos y pello marrón enrulado. No tengo tiempo para esto. Voy a ir a matar algo. En tanto prendí las cámaras que le encargue al botones poner.
Recibo a Malena.
Después de hablar con mis hijas le abrí a Malena.
-Vine a buscar lo que se me encargo.
Le cerré la puerta detrás. Hablar con mis hijas siempre me pone echa una catarata.
-Hola, querida. Toma.- Le entregue el pañuelo.
-Gracias. Ahora si me disculpe.
-No te vayas aun.- Ella me vio con una cara de miedo, típico, me conoce. Le apoye los brazos contra la puerta.
-Por favor, yo…
-Cállate. Afuera nevo, ¿te olvidas? Te tendrás que quedar toda la noche conmigo. Ahora anda a prepararme un baño.
-Pero si solo hay una ducha.
-Bueno, deberemos compartir.
Pobre estaba mojada con nieve de arriba abajo, pero eso me importaba poco. La empuje hacia la ducha.
-No lo hagas más difícil de lo necesario.- Le dije.
Sumisamente se quito toda la ropa, era un palito. Pero un bastante sensual palito. La lleve a la ducha completamente desnuda, abrí la ducha caliente y le comencé a enjabonar los hombros.
-No quiero.
-Eso va a cambiar.
Le seguí masajeando los omóplatos, haciendo que ella se relaje. Le comencé a aflojar los brazos, y me apoye, apretando mis pezones parados en su espalda. Finalmente por mi peso esa muñequita tuvo que aflojarse contra una pared. Mire a mi espalda, allá estaba la cámara y le sonreí. Comencé a bajar la lengua por su espalda, hasta llegar al culo, allí le di vuelta y comencé a apoyarme sus piernas sobre los hombros.
-¡No, no!- No le di importancia. Le comencé a pasar el dedo por la raja hasta ver como lentamente se abría por completo. Finalmente comencé a lamérselo pasando por toda la zona hasta que quedo húmeda. Ella en un intento de sacarme de encima me agarro su cabeza solo hundiendo mi cabeza aun mas en sus piernas. Poco a pocos sus quejidos se volvieron gemidos, y sus gemidos en ruegos de que siga. Hasta que convulsiono y libro toda su humedad sobre mi rostro y mis senos. La baje y le bese los labios hasta dejarla incapaz de respirar.
Entonces le fui acariciando el clítoris hasta que ella se volvió a venir en mis manos, sin duda esta fiestecita me permitirá acercarme un poco más a Alberto. Lo cierto es que aquel individuo se merecía esto y un poco más. Ahora chupa Malena, le doy mis dedos para chupar, te lo tenes bien merecido.
¿Cómo apretar a “un inapretable”?
Debía conseguir que Alberto se quedase conmigo, él por su cuenta nunca podrá descubrir su autentico potencial. Así que a la noche previa a conocerlo decidí que la mejor forma de llegar a conocer el valor de un hombre es retándolo. Sabía que era algo moral, para su clase bastante moral. Y contarle como un tipo tan hijo de puta lo amenace iba a jugar a mi favor.
Pero era más, era joven, muy poderoso y bastante agresivo. Sin mencionar que los análisis de laboratorio demuestran lo que sospechaba. Y yo necesitaba arrastrarlo conmigo.
Ya me había librado de mi gran problema, ahora podría ser más libre de lo que hubiese creído. No necesito tener a ese viejo asqueroso diciéndome que hacer ni porque. Y yo me iba a encargar de asegurarme de que el no solamente se quedase conmigo. Sino que hiciese lo que la humanidad necesitaba
-¿Ya te vas?- Le dije a Alberto mientras veía que se estaba comenzando a ir con la valija. A la tarde.
-Me quedan dos semanas de vacaciones, voy a tomar un avión a Bolivia.
-¿Negocios?
-Festival de golpes.- Saco sus cadenas y se envolvió los puños.- Creo que voy a tener oportunidad de probar mi destreza.
-No creo que se pueda hacer.
-¿Eh?
-Pararon los vuelos. Está nevando.
-¡Carajo! ¡Ahora me van a echar a la mierda!
-Podes esperar e irte a casa después.
-No puedo, cada vez que me muevo obligo a todos a clausurar todo. Si volví antes de tiempo es posible que busquen información por alguna irregularidad en la reunión con los chinos.
-O sea que mentiste para irte a ese festival.- Para ser tan listo, regalaba su información intima como si nada. Él me miro con un poco de bronca.- Y no queres enfrentarte al resto y decir que mentiste para verte débil. Y tampoco podes comprar otro boleto porque ese lo preparaste para que no lo rastreen.
-¿Sabes que irritante que sos? ¿Estás proponiéndome algo?
-Vos me salvaste, yo te salvo. Podes venirte a mi casa estas dos semanas.- Me sostuvo una mirada de sospecha.- No seas así, ya sabes que en cuanto recursos me ganas por goleada. Matarte me sirve de muy poco, solamente conseguiría que venga una patota mucho peor.
-Bueno. Pero si intentas algo raro…
-No lo voy a hacer.
Llegamos a casa.
Al llegar me pregunto porque la casa estaba desocupada.
-El uso como escape, no es fácil tener que lidiar con nadie en estos tiempos.- Dije mientras me quitaba el abrigo. Lo tire sobre la mesa llena de mis viejos libros de historia.
El agarro uno de ellos.
-¿Las primeras dinastías egipcias? Interesante, ¿antropóloga, verdad?
-Yo escuche que no tenes título universitario, ¿verdad?- La pregunta era para provocarlo.
-Me considero un autodidacta. No un ignorante, hay miles de personas con un título que nunca aprendieron nada.- Espero un segundo.- Me voy a fumar un porro afuera, no me esperes.
Él también sabia provocar, me gustaba eso. Se volvió a poner la chaqueta, se nota que tenia frio. Encendí la estufa, afuera se podía contemplar como el desierto helado patagónico tenía poco que enviarle al desierto árabe. Nadie a kilómetros, y se formaban estalactitas en las ventanas. Saque un poco de licor de la despensa y un par de vasos. En menos de cinco minutos volvió tiritando por completo.
-H-hace un frio de cagarse.
-Chupa un toque que se te calma.- Le estire el vaso.
-No tomo alcohol.- Dijo serio, pero después se lo bajo de un trago.- Demasiado frio. ¿Porro?
Yo lo tome con mis labios, lo fume un poco.
Al cabo de diez minutos estábamos tan en pedo y tan fumados que el plan marcho por su cuenta.
-Y si mi viejo andaba siempre con esqueletos de aborígenes por la casa, yo le pregunte en un punto si se los cogía.- Nos cagamos de risa.
-Sí, y el mío con grasa por todos lados. Yo decía que era “vaselina de auto” para el “motorto”
Me reí como no me había reído en años. Yo estaba bastante llena de humo, me levante y pedí irme al baño. Hacía demasiado frio y quería un buen baño caliente.
-¿Para qué tenes esta casa en primer lugar?
-Ah, el hijo de puta de mi marido muerto ni me dejaba ver a mi vieja. Le molestaba mucho su forma de ser, no iba con esa estupidez hiper-paternalistas hipócrita. Así que siempre que puedo la veo acá. Ahora que ese choto de mi cuñado está muerto, seguro la podre traer a mi casa.
-De nada.
-Sí.
Me fui al baño, me di una larga ducha. Comencé a sentir como mi coñito ardía, me lo tuve que masajear hasta apoyarme contra la puerta del baño. Mierda que lo necesitaba. Me derrame en mi mano. Salí con un camisón transparente, me acerque detrás de él y le cubrí los ojos. Se los seguí cubriendo, y me fui bajando hasta su bragueta. Saque un cálido miembro, que deje que se acostumbre a la atmosfera mientras se endurecía lentamente.
Le masaje las bolas lentamente hasta que el pene se fuso duro y recto. Allí le comencé a lamer el tronco, mientras el glande se descubría pude apreciar como ya el liquido pre seminal lo cubría por completo, llegando hasta derramarse sobre el tronco. Ahí bese con dulzura el glande, esparciendo por todo su pene la liquidez necesaria.
Yo por otro lado ya estaba sintiendo como se me estaban quemando las partecitas, me juntaba las piernas en un intento de poder quitarme la calentura. Finalmente cuando ya sentía que me estaba derramando hasta llegar al final de los muslos era que debía arremeter de una vez.
Me senté sobre su regazo y me abrí el camisón hasta que mis pezones le hicieron visible. El me agarro el culo con tanta fuerza que iba a reventar. Sentí como su lengua me recorría mis pezones ardientes hasta estar tan duros que los pudo morder, gemí, gemí como la puta que necesito ser. Como soy en realidad. Alce las nalgas y deje caer mi choca sobre su polla.
Era inmenso, recorría hasta el final de mis fauces. Mi vagina solamente trataba de exprimirlo, y mis caderas se movieron por sí mismas lo cabalgaba con fuerza. Se estaba comenzando a llegar al límite. Me estaba obligando a presionar la concha.
Finalmente lo abrace y me vine con fuerza sobre su pija. Pero antes de poder relajarme sentí que sus dos manos se apoyaban en mis hombros. Y bruscamente me tiro contra la ventana, me agarro del pelo y me lo alzo. Chocándome la cara contra la ventana.
-Esto no acaba acá, puta.
Me apoyo los senos contra la fría ventana. Comenzaron a endurecerse rápidamente, y me metió de golpe la pija con una fuerza brutal. Me comenzó a sacudir mi cuerpo, agarrándome mis manos mientras se me caian las lagrimas por la fuerza que ejercía en mi anatomía. Me volvió a agarrar mi cuello y apoyo todo mi torso, contra el frio vidrio de la ventana.
El contraste de frio y calor era brutal, mi clítoris estaba frotándose contra la helada venta. Ardiendo y helándose al mismo tiempo. Mis pezones se apretaban y mis tetas se hundían. Cada movimiento era un gemido, una nueva lluvia de sensaciones dentro de mi cueva. Mi cueva se llenaba de jugos hasta hacer que me llegasen a la rodilla. La contracción, dolor y placer, se estaba acelerando. Finalmente comencé a sentir como la electricidad me invadía. Cosquillas en la panza, y como todo mi sistema se sobrecargaba.
-¡No puedo más!
Me mordió el cuello, y ahí me vine de nuevo. Y él me lleno por completo la vagina, sentía como mi cuerpo seguía sensible y se iba bajando con el frio. Me dio vuelta, aun con su miembro dentro.
A partir de ahí fue delicado, me acaricio la cara con la mano. Me dio un beso en la mejilla, y me acaricio los hombros. El calor me volvió invadir al cuerpo. Lo agarre de la nuca y lo bese de nuevo.
Ahí… comenzaría todo.

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