Mientras escuchaba los pasos de la directora alejándose, respiré profundo, era mi primera presentación como maestra en una universidad nocturna. Tenía 23 años y a pesar de mi juventud, logré ingresar como docente debido a que me había graduado con honores y contaba con cursos de especialización.
Vestía un traje sastre con falda hasta más abajo de las rodillas, llevaba mi cabello recogido, y había procurado usar muy poco maquillaje, en realidad tenía casi un disfraz que disimulaba las formas generosas de mi cuerpo, puesto que no quería cargar sobre mis espaldas, más bien sobre mi trasero y mis pechos los ojos mórbidos de algún alumno, como ocurrió en  mis prácticas docentes en las que continuamente sentía el acecho de miradas metiéndose en mi escote o baboseando mis muslos, además de murmuraciones malintencionadas y la infaltable agarrada de bulto, qué maestra en algún momento no ha sentido ese tipo de agresiones morbosas y bueno…. dejando de ser hipócrita hasta me he sentido halagada, pero esta vez prefería ser más reservada puesto que estaba frente a un grupo de 25 alumnos casi todos mayores que yo, y eso me ponía un poquito nerviosa.
 _Bienvenida ing, meritorio su expediente, esperamos estar a su…altura, me dijo sarcásticamente un alumno, mientras me miraba retador,  era un hombre de un poco más de cuarenta,  de  lindos ojos claros que parecían fulgurar mientras sus gestos denotaban su altanería.
_Gracias…eso espero, respondí secamente.
 Las risitas de algunos  no se hicieron esperar.
 A partir de ahí se convirtió en mi perseguidor, no había noche en la que no me increpara con sus juicios, o se opusiera abiertamente a algunos de mis análisis. Odiosamente era excelente, como no serlo si se trataba de un administrador con años de experiencia, que buscaba el mérito de un  título académico que respaldara sus acciones, todos lo sabían y eso le daba poder dentro del aula.
 En mi tiempo libre me veía forzada a investigar ampliamente sobre los temas que impartía, profundizando mucho más allá del pensum de estudios con el único propósito de no ser sorprendida por sus inquietudes que tenían la intención de hacerme ver como una niña tonta, simplemente porque su orgullo no le permitía aceptar que una jovencilla fuera quien le impartiera su cátedra de especialización, bueno al menos eso fue lo que alguna vez insinuó.
 Su forma odiosa de ser quitaba belleza a ese rostro barbado, tenía el cabello  cenizo, los labios carnosos y un físico fuerte pese a su madurez y debo reconocer que aunque me molestara,  me sentía atraída por su personalidad dominante.
  En ocasiones mientras investigaba le maldecía, especialmente alguna vez que separé mis piernas pensando en él, imaginando el escritorio de clase, sus manos acariciando mis hombros y sus labios revolcándose en mi espalda. Mi falda sastre levantada hasta la cintura y él apercollándome contra el escritorio, dándome la mejor clase práctica que se le pueda dar a una alumna empeñosa de instruirse. Mientras soñaba abría y cerraba mis piernas con desesperación, apretándolas para calmar las ganas de ser invadida, y de buena gana en ese momento le hubiera puesto  un diez a cambio de tan solo uno de sus besos.
 Lubricaba, mientras imaginaba aquellas manos grandes jugando dentro de mi brasier, o metiéndose en mi sexo, la realidad y mis delirios se hicieron una sola carne al  acariciarme con desesperación el clítoris queriendo desencadenar un orgasmo que hace días me hacía falta…pero en mal momento recordé su indiferencia y me detuve furiosa, lo expulsé de mis pensamientos y resentida incluí el rostro de otro alumno en mis fantasías…si, Mauro estaría bien para esta noche de liberación, tenia quizá 38, era de esos mulatos que te arrancan un suspiro aunque seas su maestra, además era dulcemente coqueto y me encantaba la forma protectora con la que más de una vez me sentí mimada, como una niñita que cae en brazos de aquel dulce maestro que le dará lecciones de vida, sí, era perfecto para hacerme culminar mis sueños lúbricos…
 Reí con lo que había hecho, Cárdenas luego Mauro…creo que necesitaba un novio con urgencia.
Transcurrieron unas semanas sin que nada cambiara significativamente, excepto que iba acoplándome a la carrera de docencia, pero hubo un episodio que marcó mi vida de maestra
 Una mañana mientras revisaba unos trabajos de mis alumnos, me encontré con  un correo desconocido:
_ Maestra, que sexy se ve cuando defiende sus argumentos…
 Sonreí ante aquel mensaje anónimo que pretendía halagarme y para sorpresa mía  a partir de ahí casi diariamente me llegaba uno…
_Maestra, le queda lindo el color verde… aunque sugiero un traje un poco mas ceñido…
_Maestra insisto, es hermosa, pero esa falda holgada  me dejó la curiosidad de saber que esconde tras de ella…
_Maestra hoy desperté pensando en usted, quizá al menos le causa curiosidad saber quien soy?
_Maestra estos días no le escribí…acaso extrañó mis mensajes?
_Maestra mis mas eróticas fantasías… llevan su nombre
_Maestra deme una señal de que al menos lee mis letras…
 _Maestra… maestra…maestra…
 Tenía una colección de mensajes anónimos que pese a que nunca respondí me robaban una sonrisa, y de alguna forma aliviaban la tensión de enfrentar continuamente las polémicas de clase.
 Tantos correos empezaron a causarme curiosidad, y en más de una ocasión me entretenía imaginando quien podría ser el que los enviara. Analicé a todos mis alumnos, intentando descubrir al sospechoso, pero estaba complicado lograrlo, quién sabe si con el tiempo.
 Una tarde, queriendo recibir una pista o provocar alguna reacción me animé a responder:
He leído tus mensajes, y no me causan ninguna emoción más que indiferencia…no pierdas tu tiempo
 Casi inmediatamente recibí la respuesta:
Maestra, me está desafiando?…..magnífico….acepto el reto.
 Sonreí, el chico parecía ser listo y si algo me gustaba es que un hombre sea seguro e ingenioso.
 En la noche asistí a clases, como siempre, acomodé mi portafolio en el escritorio, y extrañamente una nota saltó a mi vista…
 Maestra, nuevamente yo, con la intención de hoy hacerle sentir más que indiferencia… rápidamente alcé la vista, seguramente quien envió la nota estaría pendiente de mis reacciones, pero como descubrirlo si varios alumnos me miraban esperando  que diera alguna disposición.
Iba a abandonar la esquela, pero eso sería mostrarme temerosa así que continúe leyendo…
Sabía que vendría hermosa, sus pechos, saltan bajo esa blusa, sepa que estoy mirándolos, mis pupilas lengüetean sus pezones, qué ricos los tiene. Como me gustaría poner mis manos ahí y tirar de ellos para que usted capte la sensación que me producen sus ojos sobre mis letras, es algo parecido a tener  su cuerpo sobre el mío, brincando a horcajadas…Sienta como  mi mástil pugna por regarse en su vasija…
Maestra mi pantalón está hecho una carpa, que ganas de tocarme…le pasa igual? Ohhhh creo que si, pues sus pezones están endurecidos, se le nota a través de la tela, tranquila maestra tranquila, respire…. los demás podrían notar lo que le pasa….
Quise mantener la calma pero sentía mis pezones comprimir contra la tela, seguramente  mi alumno estaba gozando de la reacción que me provocó. Tenía  una sensación de humedad, me sabía observada vigilada, y eso realmente me ponía golosa. Agradecí que la hora terminara, para escapar de esa fogosidad que me tenía alterada.
Al llegar a casa encendí mi computador…ya estaba ahí un nuevo mensaje
Ohhh maestra a mas de inteligente y bella  es ardiente verdad? Que rico haberlo comprobado.
No envié ninguna respuesta simplemente sonreí con picardía, el juego empezaba a gustarme.
Varias noches jugó con sus cartas sin que hallara forma de descubrirlo.
Simplemente encontraba la nota…
Maestra, mientras lee, mis ojos suben por sus muslos, me gusta su  olor y sus caminos estrechos, que ganas de arrodillarme frente a usted, y hacer a un lado esa tanguita…No se imagina lo que voy a hacer cuando se ponga de espaldas, pasaré mi mano por mi…por mi.. si maestra por  mi regleta aquella con la que un día le castigaré…. pero sí que es una chica mala maestra, tan rápido se moja?
Y otra …otra…otra nota más….
Maestra, que tal si esta noche me complace en algo, ande hermosa cruce las piernas para mi…despacio y si puede separe un poquito sus piernas, yo estaré observándola y si logro ver el color de su tanguita le juro, que haré lo que quiera…
Esta vez  sonreí con la esquela, de pronto sentía como si una inyección de adrenalina recorría por mi sangre, y manteniendo la vista en la nota crucé la pierna despacio como me lo pidió, dejando que mis muslos se abran ligeramente, sintiendo como mi sexo palpitaba en medio de ellos,  mordí mi labios como queriendo agarrar valor, y dispuse
Sres. Por favor, tómense 20min para analizar  el tema de la página 52.
Mientras los alumnos abrían sus libros o comentaban entre ellos me sentí más segura como para  a descruzar  mi pierna y volverla a cruzar, abrí suave, deje el camino libre para que  mi incognito alumno mirara todo lo que quisiera. Hervía, tenía unas enormes ganas de meter mi mano y acariciarme, estaba totalmente húmeda, aquella inesperada exhibición me había puesto realmente cachonda, quería darle aun mas así que fingiendo distraimiento acomodé mi blusa mientras acariciaba sutilmente mis senos, seguramente mi alumno ya estaba empalmado.
Unos minutos después el sonido de mi celular me distrajo, un mensaje de un número desconocido me arrancó otra sonrisa.
Magnifica maestra….estoy a punto de correr al baño…
Hazlo…respondí, esperando que suene su teléfono, pero obviamente lo tenía silenciado, y no estaba dispuesto a mostrarse, así que escribió
Solo si usted me acompaña…. la veo dudar maestra, por lo visto ya no le soy indiferente?
Simple curiosidad que se me pasará en un par de días, porque descubriré quien eres.
Y si no lo logra me dará una cita? acepta el reto?
Vaya que truco  más tonto, pensé, pero en fin le demostraría que soy más lista que él.
Ya no respondí,  y continué  la clase con normalidad…al menos eso intentaba, afortunadamente mis braguitas detenían la humedad, y las palpitaciones no eran visibles, pero mis traicioneros pezones esos si se la pasaron provocando más de una mirada.
El juego se ponía peligroso y yo definitivamente quería saber quién era, temía exponerme demasiado, así que mientras intentaba dormir pensaba una y mil formas de descubrirle…
La idea llegó y en la mañana redacté un nuevo email:
Estoy 100% segura que no puedes dejar de mirarme libidinosamente por una noche…Es una apuesta y el premio lo escoge el ganador.
Al poco tiempo recibí su respuesta
Apuesta aceptada maestra…. prepare mi premio
La tarde se me hizo eterna, en qué diablos me había metido, sabía que tenía mis gracias pero aquello de decir que alguien no puede resistirse a mirarme pues ya era mucha vanidad. De todas formas ésta era la única forma que se me ocurrió aún a costa de arriesgarme a perder la apuesta, aunque estaba casi segura de que iba por mi premio.
Seis y treinta de la tarde, en diez minutos debería ingresar al salón, estaba más nerviosa que nunca, caminaba torpemente como una chiquilla colegiala; el saludo por demás atento de varios alumnos me distrajo, y la compañía de un maestro hasta el aula me tranquilizó un poco.
Maestra, perdone pero realmente está hermosa me dijo mi  compañero al despedirse
Sonreí agradecida, y disimuladamente me di una última mirada en el espejillo de cartera. Respiré profundo antes de entrar, un paso, dos pasos, ya estaba ahí.
Buenas noches saludé, la sala se quedó en silencio unos segundos, y una que otra voz respondió al saludo. Era notorio su desconcierto
Llevaba el cabello suelto por primera vez, asemejando la melena de una felina, había maquillado perfectamente mi rostro de modo que mis rasgos se iluminaban, un color rojo satinado sellaba mis labios, que a momentos los entreabría provocativamente. Vestía una traje color grana  que marcaba perfectamente las ondulaciones de mis caderas y al girar,  insinuaba la altanería de mis glúteos, la blusa revelaba gran parte de mis pechos adornados por un par de brotes que coqueteaban a través de la fina tela, la falda cortita   dejaba ver mis muslos hasta muy arriba y el sugestivo partido trasero, arrastraba a la gloria.  Tacones altos como toda mujer sensual,  sin duda mi apariencia era otra.
Los rostros boquiabiertos de mis alumnos me causaron total satisfacción era la primera vez que me veían tan magníficamente reveladora, planté mis ojos en cada uno percibiendo su lujuria, me sentí examinada… tomada… poseída…
Al terminar la clase coquetamente escribí en la pizarra…
He de aceptar mi derrota con humildad… la mayoría no entendió el motivo de aquella frase pero obviamente allí había alguien que si me comprendía.
Al llegar a casa inmediatamente encendí el computador, y un poco mas entrada la noche, llego el esperado mensaje:
Acepto mi derrota con humidad maestra.
Pero antes de preguntar cuál es la recompensa que quiere, déjeme decirle algo….
Vi entrar una diosa vestida de grana, por un segundo pensé en mi premio, que desde luego iba a ser algo delicioso para ambos…así que viré mi rostro para que no me embrujen sus encantos, pero no resistí y de nuevo volví a mirarla, hubiera sido un pecado cuando sabía que estaba así de hermosa para mi, con los pechos rebozando a punto de que intuía la dureza de sus pezones, sentí ganas de acercarme a ellos y oler su perfume, arrancar los botones de esa blusa y delante de todos romper su brasier, para zambullirme dejándole probar la humedad de mi lengua.
Ayy maestra, perdí la dimensión de la apuesta cuando baje la vista y su falda al fin dejaba ver todo el esplendor de sus muslos pudiendo adivinar que en medio de ellos se esconde un sexo tibio que espera por mis labios, usted dio vuelta hacia la pizarra y yo al igual que muchos devoré sus glúteos los imaginé dispuestos para mi, ansiosos de pertenecerme….
Mientras continuaba leyendo la nota de mi alumno, mis manos se apoderaba de mis pechos  y me dejaba embriagar por el erotismo que cada letra me transmitía, cada palabra era un latigazo y yo ansiaba que me castigara mas, a medida que sus palabras se encrudecían mi mano buscaba caricias en mi sexo.  Abierta frente a mi portátil, hambreaba las letras mientras mis dedos devoraban mi intimidad. Pensaba en él, no sabía que rostro darle pero deseaba con locura a aquel hombre escondido en un mensaje…
Brinqué cuando presa de la excitación un gemido me hizo alcanzar un orgasmo, jadeaba descontrolada y aún así continúe leyendo
Intuyo y acaso deliro que sus dedos se tocan en mi nombre? que siente pensando en mi?, porque yo estoy sintiendo mucho en este momento al pensar en usted. Mis manos han bajado mi cremallera, las tengo allí jugueteando, buscando lo que quizá usted busca en medio de sus muslos…placer maestra…placer
No sabe lo que me estoy regalando, lo usted que me está regalando ahora….ouooooooochh ahhhhhhh
Maestra cual es el premio, que es lo que desea…?
Simplemente respondí: Quiero saber quién eres?
 OK, preciosa mañana lo sabrá.
 En la mañana revisé mi correo, pero nada, si pretendía desesperarme lo estaba logrando, realicé una que otra tarea pendiente, revisé mi horario, era viernes así que tendría clases hasta las diez, justamente con el grupo de mi misterioso alumno.
Algo distraída caminaba en dirección a la universidad, cuando el ruido de un  vehículo deteniéndose a mi lado  me volvió a la realidad, Mauro me sonreía y gentilmente se ofreció a llevarme, agradecí el gesto y terminé sentada a su lado. Iba acompañado de un par de alumnas que no paraban de hablar de una fiesta, a la cual quizá por compromiso también me invitaron, pero francamente no estaba para festejos, en mi cabeza había otras inquietudes…pero una duda me asaltó, acaso él se estaba valiendo de otras personas para invitarme? Ay como saberlo, mejor dejaría simplemente que fluyeran las cosas, después de todo podía ser él como podía ser cualquier otro.
Llegué a mi escritorio pensando que tal vez hallaría una nota, pero nada, miré intrigada entre los rostros de varios alumnos, Luis…Santiago…Cárdenas…Mario…Mauro…eran demasiados y nadie daba señales de nada.
Descomplicándome continúe con la clase, hasta que la sirena anunció el fin de la hora. Recogí mis cosas, mientras varios alumnos se despedían y salían del aula. También lo hice, agarré mi portafolios y caminé hacia el pasillo, había llegado a la planta baja de la universidad  que laboraba al menos una hora más, me puse mi abrigo y me dispuse a salir, cuando el sonido de mi teléfono me hizo parar en seco, era él de seguro, mi corazón latió con fuerza al ver el número desconocido que ya me lo sabía de memoria y unas breves líneas diciendo.
Maestra…olvidó una nota en su escritorio, ahhh y si aún quiere saber quién soy? La espero en el aula.
Que hacía volvía?  De verdad estaba esperándome?
La única forma de saberlo era regresando al aula, y lo haría claro, pero si no estaba allí, jamás volvería a escribirle.
Caminé despacio, quería tranquilizarme, vi las luces encendidas y la puerta abierta, ingrese en silencio, dí unos pasos al interior y le busqué con mi mirada pero las luces se pagaron repentinamente, sin duda había alguien allí y no saldría sin dar la cara.
El chirriar de la puerta al cerrarse y el sonido del seguro en ella me sobresaltó, me entro un miedo terrible quizá me estaba exponiendo ante un depravado y volví tras mis pasos pretendiendo escapar, pero una mano me sujeto por la cintura. Tranquila…
Esa voz…esa voz…
En medio de la penumbra me abrazó por la espalda, y dejó su cabeza recostada sobre mi hombro, que dulce sensación que manera tan perfecta de calmarme…
Besó con suavidad mis hombros, mientras rozaba su pelvis contra mis glúteos y a medida que avanzaban sus besos claramente sentí como el  durmiente despertaba, me asió con más fuerza dejándome sentir como lo tenía, nos dimos vuelta y nos besamos con intensidad, sus labios  paladeaban los míos con desesperación, mi boca se abría regalándole el espacio que necesitaba para que su lengua me penetrara, al fin el sabor de su saliva , al fin nuestras esencias se mezclaban, mi corazón parecía reventar y el suyo bombeaba rápidamente al igual que su pene en mi entrepierna. Me junté más, ya no me importaba su nombre, su rostro, ni quien era, solo deseaba esa sensación de lujuria que se apoderaba de mí precisamente por no saber quién era. Su aliento cerca de mis pechos, mi blusa resbalando, sus manos en el cierre de mi falda, todo era perfecto…
Metí mis manos por su camisa y le abrigué la espalda, su cuerpo se abría al placer sintonizando con mis ganas, tocaba sus tetillas  tan endurecidas como mis pezones que punzaban su pecho, estaba en el Olimpo bebiendo felicidad. Acaricie su cabello,  su rostro,  de pronto un escalofrío recorrió mi espalda, tantos días queriendo saber su identidad y ahora que ya no me importaba,  sin querer lo estaba descubriendo, no podía creerlo… su rostro  barbado pinchaba mis manos, lastimándolas así como él tantas veces lastimara mi orgullo sí, era  Cárdenas!! El alumno que me había atormentado tantas veces, el recuerdo de su voz diciendo tranquila, me quitaba toda duda.
Me tenía en sus manos disfrutando de sus caricias, que mas quería conseguir el muy estúpido, acaso también buscaba humillarme de ésta forma. Cómo lo odié en esos momentos, lo odié tanto como irremediablemente me atraía.
Aún así dejé que sus manos conozcan el camino de mis cadera, bajen por mis mulos, poco importaba quien era, lo deseaba con locura, no podía detenerme, quería un poco más de ese ardor que mi cuerpo añoraba. Pase mi mano por su pubis, rozando su mástil y gimió como un animalito hambriento, bajé la cremallera de su pantalón  y en ese momento quise ser mala muy mala con él…
Mimosa susurré, no me digas quien eres…siempre lo supe, por eso estoy aquí ansiando que me hagas tuya  en ese escritorio…
Mi pequeña susurró, mi dulce maestra
Y como un áspid que lanza su veneno musite:
Te deseo Mauro no sabes cuánto!!!
Mauro? Escuchó bien…sí, Mauro, gocé para mis adentros esperando su reacción al creer que yo pensaba en otro…
Se quedó frio unos segundos, luego con rabia me volvió a besar, mordiendo mis labios, sentía el dolor de sus caricias, matizadas con lujuria.
Así Mauro asiiii …insistí en abofetearle con mis palabras como tantas veces él lo hizo conmigo
Continuaba tomándome aun cuando creía que pensaba en otro, y extrañamente sabiendo que era él, mi cuerpo se dejaba amar, sus manos abrieron mi blusa y sus labios se llenaron del sabor de mi pecho, ansiaba darle todo de mí …pero de pronto me empujó contra la pared, y sin decir nada abandonó el aula…
Me quedé atónita, con un sabor de desilusión  en los labios, tristemente acomodé mi brasier, desarrugué mi falda, ya nada me quedaba por hacer ahí.
Camine en penumbras hacia la puerta, pero su voz me cortó la salida,
Espere maestra, aún no he cumplido con darle el premio de la apuesta
Y pensando sorprenderme casi gritó Soy Cárdenas maestra, el misterioso alumno que la seduce, aunque  por lo visto a usted le hubiera gustado que fuera otro, que tristeza lastimarla dijo con el tono irónico de siempre.
Sí, hubiera esperado que fuera cualquiera menos usted, respondí vengativa, empujándole para salir, no ha sabido más que hacerme imposible la vida
Al igual que usted la mia!! ….Dejándome noches enteras sin poder dormir..
Nos quedamos callados respirando agitados, acaso ese silencio era nuestra confesión de algún sentimiento? …quizá
No recuerdo quien dio el primer paso pero estábamos besándonos de nuevo, lamiéndonos hasta la garganta, mostrando en caricias toda la rabia y la atracción que sentíamos, le mordí con furia como reclamando sus acechanzas, y él me castigó con la penetración de su lengua casi hasta mi garganta. Bajaba por mi cuello, mientras yo me botaba hacia atrás regalándole la insinuación de mis pechos.
Mi niña altanera susurraba…déjame ser tu maestro.
Siii  Siiii…gemía mas un  hilo de coherencia zurció  mis pensamientos y mire hacia afuera algo atemorizada.
Tranquila estamos solos maestra…ronroneó mientras agarraba con morbosidad mi seno o prefieres ir a mi casa princesa? Tengo vino y sábanas limpias…
Totalmente decidida respondí
  No maestro,  las clases prácticas se reciben en el aula…y yo quiero ser su mejor alumna
Creó fue el mayor estimulo que pude darle en ese momento pues se abalanzó sobre mí, me tomó en brazos y me llevó al escritorio.
Ven chiquita te daré tu primera lección…
Me sentó en el escritorio, quise separar mis piernas para que entrara entre ellas, pero la estreches de la falda lo impedía así que él mismo la levantó, mientras palpaba mis carnes. Nuevos besos nuevas caricias, nuevas ganas de tomarnos, su rostro hurgaba en mis senos mientras mi blusa era desabotonada, acariciando mi espalda zafó el broche de mi brasier al igual que yo su camisa. Ayy!! Las manos de mi maestro me enseñaban como tocar, como despertar el hambre. Sin dejar de masajear mis pechos, estiraba mis pezones preparándolos para el amamantamiento, esos labios se abrían, y casi se engullían buena parte de mis senos, yo deliraba ante sus caricias que me recorrían de norte a sur.
Toma nota mi niña…para un buen sexo oral, reclínate y ábrete al máximo, esooo asiii coreaba mientras acercaba una silla al escritorio quedando ubicado en medio de mis muslos, sus dedos jugaban entre mis labios subían bajaba con total calma, se detenían en mi clítoris y volvían a bajar, de vez en cuando un par de ellos se hundían en mi conchita, besaba desde mi pubis, hacia la comisura de mis labios, lactaba mis labios internos, y toda porción de piel que encontrara, su lengua se amistaba con mi sexo y le regalaba afecto.
Abrazado de mis muslos controlaba mis movimientos que me hacían brincar de placer, asiii chiquitaa así es como responde una buena alumna..lo haces tan bien que te mostrare un procedimiento alterno, date vuelta; me recosté en el escritorio de espaldas, masajeaba mis glúteos volviéndome literalmente loca, y creí que las puertas del infinito se me abrían cuando su legua emprendía un viaje desde las profundidades de mi vagina hasta perderse en la lejanía de mi cola. Irremediablemente llegó el orgasmo, que me robó hasta el aliento.
Con suaves caricias, entre mis muslos, me daba tiempo a despertar, sabia ser tierno y perverso  al mismo tiempo, benditos los 20 años de experiencia  que me llevaba!
Quieres continuar con la clase mi niña?
Mis manos bajando su pantalón fue toda mi respuesta, me senté sobre él con las piernas separadas, lamiendo su cuello, penetrando su boca, y restregando mi pubis contra él,  hizo un movimiento pretendiendo introducirme su pene, pero haciendo un puchero susurré:
No quiero perderme el final de la clase de sexo oral maestro, no es justo…
 Gimió agradecido
Me puse de rodillas frente a él y quitándole su ultima prenda, repetí sus palabras: toma nota chiquito..para un buen sexo oral, reclínate y ábrete al máximo,  sonrió mientras me obedecía, su pene se mostraba en toda su dimensión, y a medida que mi lengua apenas lo rozaba, ya fluían sus gotas, chupe suave, amorosa, como si comiera el mejor dulce, dejando que resbale hacia mi garganta, ya al sentir que todo estaba dentro de mi aceleraba mis movimientos, dándole buen ritmo hasta casi hacer arcadas, pero de placer.
Mis manos jugaban en sus testículos, mientras la felación continuaba, él expulsaba su pelvis queriendo llenarme de todo una y otra vez; pretendiendo castigarle retiraba mis labios solo por el placer de oírle gemir suplicando más, luego apiadándome bebía sus esferas y una a una las hacia mías.
Lamía sus ingles para regresar una y otra vez a su sexo, colocando sus manos en mi cabeza le regalé el honor  de que dirija el timón de mis movimientos, golpeaba fuerte chocando con la raíz de su tronco. Salivaba sobre su pene para que mi boca le hiciera soñar con la humedad de mi vagina, y ajustando  mis labios le llevé a la gloria; explotó deliciosamente salpicándome con una lluvia de miel.
 Excelente susurró…. excelente alumna …bien merecido su diez.
La sirena dando señal que la universidad iba cerrar las puertas interrumpió nuestro juego y como niños traviesos reímos vistiéndonos apurados. Regalándome un beso y posando su mano en mi trasero susurró: …queda pendiente la segunda lección…
Sonriente me adelante en salir,  estaba con la total incertidumbre de cómo se vería  afectada nuestra relación de maestra alumno con aquello que sucedió, salí al portón de la universidad en busca de un taxi, cuando llegó un mensaje a mi celular: maestra estoy esperándola para darle la segunda lección…
Temblé excitada, y más cuando vi su automóvil estacionado casi a mi lado, abrió la puerta invitándome a entrar.
_Recuerda que cuando le envié el mensaje citándola en el aula, también escribí que había olvidado una nota?  Pues aquí está léala, en realidad quería dársela antes, pero como andábamos apuraditos no hubo oportunidad.
Sentí mis mejillas colorearse, y me las acarició divertido.
Leí la esquela y demoré una eternidad en asimilar dos simples palabras: te amo
 Le abracé emocionada.
Ahhhh pero eso no te salva de explicarme como estuvo aquello de Mauro siiii asii Mauroo…
Reímos a carcajadas
Venganza cielo simple venganza musité…
Acariciaba nuevamente mis muslos mientras en la carretera se vislumbraban las luces de un pequeño motel…
 
 
 

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