Recomiendo la lectura de los capítulos anteriores para una mejor comprensión de esta historia.

Querido diario, ha pasado una semana desde que salí a la gasolinera, los días pasan sin demasiadas cosas que contar y se han vuelto algo rutinario, como rutinario es que siempre que me pongo a hacer la comida vienen los infectados atraídos sin duda por el olor, mato a dos o tres y bajo a comer o me subo la comida a la azotea y me escojono tirándoles las sobras para ver como pelean por ellas, hace tiempo que dejó de afectarme ver cadáveres y que aquello me impidiese comer, tras perder algunos kilos y enfermar de debilidad me repuse finalmente y ahora podría comer hasta en un cementerio, es curioso como el carácter se te endurece hasta hacerte ser insensible a ciertos factores, tales como la piedad o la ternura por no decir la lástima por los que matas para sobrevivir, también es ya rutinario que media hora después de que baje a lavar el plato y no me vean en dicha azotea, se den la vuelta y de camino al pueblo se coman a los que yo he matado, es muy de agradecer que rebañen bien a los cadáveres, pues en caso contrario los alrededores del torreón apestarían a carne podrida.

El resto de mis actividades es igualmente rutinario, veo pelis y series en el ordenador, pues aparte de las mías uno de los agentes muertos tenía una gran cantidad de estas y de algunas otras mas fuertecillas, en un disco duro extraíble que encontré registrando sus taquillas, también hago algún crucigrama o sopa de letras pero paso de los sudokus que nunca me han gustado.

Ayer pase la tarde limpiando todas las armas largas que hay en el torreón, el primero fue mi fusil Remington desde luego, luego el cetme viejo y después los del 5´56, las dos escopetas del 12 y el resto de las que había en el cuarto de decomisos, he adoptado como mío un rifle casi nuevo del 22 buena imitación de la marca Adler de un Kalasnikov, que tiene buena precisión y apenas hace ruido al disparar, además de tener a mi disposición tres cargadores de 20 tiros y casi 300 proyectiles para él, pienso usarlo para los críos pues me incomoda que el proyectil más pesado y potente del Remington prácticamente los arranque la cabeza al impactar.

Pensaba dedicar la tarde de hoy a limpiar las pistolas y el revólver pero se me a ocurrido otra cosa y he bajado a los calabozos a ver a mi compañera forzosa Ceci, ella me recibe como siempre y saca sus brazos por los barrotes intentando agarrarme, gruñe y arma un escándalo de mil demonios cada vez que me ve pero no me acerco demasiado a ella, no quiero que me escupa a la cara y me infecte con su saliva, lleva toda la semana desnuda pues es más fácil para lavarla con la manguera, por la noche la tiró una manta porque refresca pero se la quito por las mañanas o la ensuciaría con sus heces.

Me deleito un momento mirando su cuerpo desnudo antes de decirla:

– He pensado que a mi nena le vendría bien darse un paseo y que la diera el sol, voy a preparar unas cosillas y ahora te saco y podrás mear fuera.

Voy al cobertizo de la parte Este donde había visto algunas cosillas interesantes, abro la taquilla y recojo un par de guantes de boxeo y la correa del perro con su collar de dos dedos de ancho por un centímetro de grueso, del armario saco una fregona y la quito el cabezal quedándome con el palo de metro y pico de alto, paso un alambre grueso por el agujero del extremo del palo y tras quitarle la correa de cuero al collar y dejarla aparte, procedo a pasarlo varias veces por la anilla del collar sujetándoselo fuertemente, ato bien el alambre y sujeto todo el conjunto con varias vueltas de cinta americana, compruebo que queda bien agarrado todo el conjunto y apenas oscila en la unión del palo con el collar, ahora podre pasear a Ceci sin que se me acerque demasiado, seguidamente con un clavo gordo atravieso una de las pelotas de tenis y tras cortar la correa del perro la paso por los agujeros de dicha pelota, recojo los guantes de boxeo y vuelvo al torreón.

Me pongo el cinturón con mi pistola en su cartuchera, compruebo si tengo una bala en la recamara y bajo a los calabozos con todo lo que he traído, mas un par de esposas y la porra eléctrica en la mano, me acerco a los barrotes y le doy una descarga a la chica, ella cae al suelo y yo aprovecho para entrar en la celda, la doy otra descarga para dormirla y me deleito mirándola un instante, me fijo en su pubis apenas poblado de pelos y comprendo que entes debía ir con el chochete afeitado, ahora y sin que su dueña lo atienda empieza a parecer una barba de una semana, la pongo boca abajo por precaución, la coloco los guantes de boxeo en sus manos atándoselos a continuación y sujetándola ambos brazos a la espalda mediante las esposas, le pongo la pelota de tenis en la boca y la ato con los extremos de la correa a su nuca fuertemente, seguidamente la pongo el collar dejándola un dedo de holgura para que no se ahogue, salgo de la celda.

Doy un paso atrás y contemplo mi obra, Ceci esta desnuda y bien sujeta, la pelota la impedirá morderme y los guantes de boxeo la harán imposible arañarme o sujetarme, además los brazos están sujetos a su espalda y el palo la mantendrá en todo momento a un metro de mí, me sujeto la porra eléctrica al cinturón por si hiciera falta durante el paseo, antes de salir me meto unos pañuelos de papel en los bolsillos para limpiarla si hiciera sus necesidades y espero a que se despierte.

Pocos minutos después vuelve en sí, la ayudo a levantarse sin soltar el palo con una mano y aquel contacto parece volverla loca, se agita y me empuja, intenta gritar pero no puede y tampoco puede usar sus manos, veo terror en sus antes furiosos ojos e intento calmarla hablándola despacio:

– Calma Ceci, cálmate vamos a dar un paseo.

Es inútil, está que rabia y tengo problemas para sujetarla hasta que la doy un bofetón que la cruza la cara, sin pensármelo mas la hago caminar a base de tirar del palo, la saco de la celda y después me coloco a su espalda empujándola con el palo por la nuca y dirigiendo su marcha hasta el patio, una vez allí aflojo la tensión y simplemente la sigo por donde quiera ir, teniendo cuidado y estando atento a sus giros y torpes movimientos, veo que sus facciones se relajan un tanto al notar el sol y el aire limpio sobre su cuerpo.

Olfatea el ambiente, husmea como un perro por todas direcciones y de cuando en cuando se gira, mirándome entre agradecida y rabiosa, debo de estar chalado paseándome con esta tía desnuda e infectada de rabia mortal por el patio del torreón, con la fachada de este por un lado y cinco metros mas allá la muralla que lo circunda, de tres metros y medio de alto con su pasillito de ronda almenado por encima; voy tras ella sujetando el palo con mis manos, mis ojos no se consiguen despegarse del todo de su atractiva silueta especialmente de ese culete tan estupendo que posee, incomodo intento mirar en otra dirección pero es inútil, mis ojos vuelven siempre al mismo lugar, sus nalgas.

Un momento después se detiene y se abre de piernas, veo que está orinando de pie con las rodillas ligeramente flexionadas, la hago agacharse más tirando hacia abajo con el palo y el collar que rodea su cuello, ella se resiste pero modifica su postura lentamente hasta quedarse en cuclillas, mantiene su postura y compruebo que no solo orina sino que también evacua los intestinos, cuando ha acabado e intenta levantarse la fuerzo con el palo a seguir en la misma postura, saco con una mano varios pañuelos del bolsillo y la intento limpiar el culo, se debate rabiosamente al notar mi mano y el papel entre sus nalgas, se convierte en una bestia feroz que gruñe se resiste y contonea el cuerpo empujando en todas direcciones, casi me hace caer sobre su mierda e intenta arañarme las manos con sus uñas en un gesto de defensa, afortunadamente no puede conseguirlo gracias a los guantes de boxeo, suelto el papel y la doy varios fuertes azotes en sus nalgas gritándola:

– ¡Quita Ceci, solo te estoy limpiando!

Si la estoy limpiando, ¿pero realmente hago solo eso…? Mis manos se demoran más de la cuenta sobre la suave piel cálida de las nalgas de Ceci, además me doy cuenta de que tengo una erección digna de un caballo, mi cuerpo después de mucho tiempo sin tocar a una mujer está reaccionando por su cuenta, hago un esfuerzo y me levanto tirando del palo para que ella se ponga en pie, seguimos andando y completamos nuestra segunda vuelta al patio del torreón no aflojo apenas la tensión del conjunto palo-collar en su cuello, mi (otro) palo sigue bien levantado pues no dejo de fijarme en las curvas de la rubia, cuando se gira o se inclina veo sus altos y generosos pechos, rematados en dos pezones chiquitos sobre unas aureolas rosa fuerte del tamaño de una moneda de 2 euros, el resto del tiempo solo veo sus nalgas que me atraen como un imán.

Me estoy poniendo de los nervios y loco de deseo por la Ceci y su ondulante cuerpo, decido que se acabó el paseo y cuando pasamos ante la puerta del torreón la obligo a entrar, empujándola con el palo la hago bajar las escaleras y entrar en su celda, saco la porra eléctrica y la doy una sacudida directamente en la nuca, ella se desploma en el suelo totalmente dormida, suelto el palo y subo a coger agua en una palangana así como una esponja y un tubo de perfume en espray que debió pertenecer a la fallecida guardia Macías, vuelvo a la celda y procedo a lavarla con la esponja la zona pélvica especialmente su vulva y su ano, tras aclarar la esponja sigo limpiándola los muslos y las rodillas que han tocado algo de mierda al caer al suelo, inspecciono la herida de su pantorrilla y se la limpio poniéndola otro apósito limpio y una nueva inyección de antibiótico, cura bien.

Empieza a volver en sí, rápidamente la desato la pelota de la boca y la quito los grilletes, el collar y los guantes de boxeo, salgo rápidamente y antes de cerrar la puerta la suelto unas pocas rociadas de perfume, aseguro la puerta y echo la llave, me quedo mirándola viendo como se despeja y estira como una gata enorme, ella me devuelve la mirada con aquellos ojazos verdes y olfatea el perfume sobre su cuerpo, no me gruñe apenas pero sus ojos delatan su rabia interior, la hablo despacio:

– ¿A qué te sientes mejor? Te he curado la herida, has hecho tus necesidades y dentro de un rato te bajare tu comida, tranquila Ceci te voy a cuidar y te pondrás mejor ya verás.

Me levanto y recojo las cosas para salir, entonces es cuando me ataca, da un salto hacia la puerta y se golpea la cara contra los barrotes, pero a sacado los brazos extendidos entre ellos y me ha cogido de un hombro con su mano izquierda, suelto lo que llevo en los brazos por el susto pero enseguida el instinto de supervivencia toma el control, agarro su muñeca y se la retuerzo con una llave de aikido, me sería extremadamente fácil rompérsela pero me controlo a tiempo, la empujo al fondo de la celda mientras la grito:

– ¡Hija de puta! Te vas a acordar de esta, ya verás.

Conecto la manguera al grifo, y le doy presión ¡TODA! La que puedo, la enfoco con el chorro a la cara y especialmente a la boca, se hace una rosquilla en el fondo de la celda pero no para de gruñir, el chorro la hace daño en la cara y en el cuello manotea intentando pararlo inútilmente, cada vez que abre la boca para respirar el chorro de agua entra en ella con fuerza, aquello solo dura un minuto de furia y decido parar antes de ahogarla, me acerco a los barrotes y la grito:

– ¡JAMAS, VUELVAS A TOCARME, PERRA!

Recojo las cosas y salgo de los calabozos, en el comedor me quito la camisa y me reviso el hombro buscando heridas o arañazos, ¡nada! salvo una pequeña contusión, así que me vuelvo a vestir y me tomo por si acaso un par de pastillas de antibióticos ligeros, pero estoy furioso contra ella en especial y el resto de los infectados en general, así que cojo el rifle con mira del 22 y un cetme moderno de 5,56 al que le he colocado un silenciador de los que estaban entre los decomisados, este no tiene mira telescópica y lo quería usar para salir de noche a cazar infectados sin que el ruido del disparo me delatase, meto dos cargadores en las fundas que cuelgan de mi cinturón y subo a la azotea, son las 5 y pico de la tarde, aun me quedan varias horas de luz para hacer lo que me propongo.

De pie en la terraza golpeo una cazuela metálica con un destornillador repetidamente, el sonido como de Gong debería atraerlos pero no aparecen, saco la pistola y hago un disparo en dirección al pueblo, me guardo el arma y sigo golpeando la cazuela al mismo tiempo que grito con todas mis fuerzas:

– ¡VAMOS TARADOS DE MIERDA, ACABEMOS CON ESTO, HORA DE CENAR, VENID CABRONES!

Finalmente aparecen, si supieran lo que les iba a pasar no vendrían, casi cinco minutos después dos de ellos salen corriendo de entre los arboles del lado Norte a 300 metros de mi, corren que se las pelan y al principio creo que son supervivientes sanos buscando refugio, miro con los prismáticos y veo que son dos hombres de 30 y 40 años aproximadamente, el más joven va delante y luce un tremendo desgarrón en su hombro izquierdo, su sangre aun está fresca y debe de llevar poco tiempo infectado, un escalofrío me pone los pelos de punta pues recuerdo el reciente ataque de Ceci y pienso que de haber tenido ella más éxito, aquel tío rabioso podía haber sido yo.

Dejo los primaticos y cojo el cetme, le pongo el cargador de 30 balas y lo monto introduciendo la primera bala en la recamara, apunto al pecho del mas joven que ya está a 100 metros de mi y le pego un tiro que le hace caer como si se hubiera dado contra una pared, el “chupete” apenas hace ruido y frena un poco la velocidad del proyectil, pero no alerta a los demás infectados que poco a poco van saliendo de los arboles, cuento una docena de ellos y son de todo tipo desde niños a viejos y de ambos sexos, disparo al otro corredor y le doy en la cabeza a mas o menos a la misma distancia que a su compañero, mientras busco otro blanco pienso que es una suerte que no sean zombis como los de las películas que solo mueren si les das en el coco, estos tardan algo mas en morir si les das en el pecho pero al menos no se levantan de nuevo.

El resto no corren pero se acercan a buen ritmo son una docena y siguen saliendo mas de los arboles, este cetme no tiene visor telescópico pues no lo consideré necesario para su utilidad nocturna así que lo cambio por el 22 que si lo lleva y lo monto, selecciono mis blancos y apunto a un chico de unos 12 años ¡pum! El tiro le da en un ojo y se desploma, cae sin demasiada sangre, al menos he conseguido mi objetivo y este calibre no los destroza la cabeza como el Remington, sigo disparando a los chicos que veo y caen dos más, cojo de nuevo el cetme y me dedico a los que están cerca de la muralla, una abuelita del tipo “doña rogelia” cae redonda cuando su larga nariz se topa con una de mis balas, un tío maduro y canoso en las sienes recibe un tiro en el cuello, sigo y sigo durante media hora, nadie llega a mas de 50 metros de la muralla, no vienen mas sin duda por el escaso ruido que he hecho en la matanza, cuento finalmente 29 cuerpos.

Vuelvo al comedor y limpio las armas usadas, repongo la munición y paso totalmente de la ceci decidiendo que hoy no solo se queda sin cena, sino que se quedara sin manta y durmiendo a oscuras sobre un charco como castigo por atacarme, me veo un par de pelis mientras ceno y después bajo y cierro con llave la puerta de la entrada, con su mesa apoyada en la madera y las latas vacías encima, escucho gemir a Ceci abajo en los calabozos pero no la hago ni puto caso, cierro también la de acceso al primer piso y tras tomar una ducha me acuesto, en sueños veo como siempre las caras de todos los que me he cargado durante el día, como siempre mi sueño es inquieto.

¿Continuará…?

Bueno amigos, he decidido ir contando la vida de Toni a saltos de una semana más o menos, para que no sea muy tediosa.

Como veis el tipo ya ha empezado con los acercamientos y toqueteos, eso le ha hecho bajar la guardia y casi lo paga caro, la explosión de furia subsiguiente y la masacre que ha causado a continuación, serian difíciles de explicar ó excusar en una sociedad normal y reglamentada… ¿ó, no?… ¿vosotros que opináis?

¿La actitud hacia Ceci será distinta en el próximo capítulo? Y si es así ¿se la tirara al fin? Sigo aceptando ideas.

¡Sed felices!

EL VIRUS VR 4

Se recomienda la lectura de los anteriores episodios para una mejor comprensión de la historia.

Querido diario, ha pasado una semana desde mi última anotación y han ocurrido algunas cosillas, pero antes he recordado que no he explicado casi nada de lo que paso cuando se declaró el virus “VR” empezare por contároslo.

Hace unos meses yo trabajaba de Policía, era un francotirador de los GEOS, la elite tío, la puta elite del cuerpo. Entonces tenía una ex mujer a la que mantener y aunque algunas amigas querían ocupar la vacante en mi cama yo les decía que si a las novietas pero de bodorrio nones, vamos en plata que no iba “sobrao” pero no me faltaba nunca una amiguita. A mis casi 40 tacos la vida me trataba bien, entonces fue cuando pasó lo del atentado de nueva york y lo demás que ya conté en la primera parte, diez días después se declararon los primeros casos de rabia humana en nuestro país, como al principio no se comían a nadie sino que solo mordían, mucha gente fue llevada a hospitales y los causantes a comisaria, otros con mordeduras más leves habían conseguido llegar a sus casas para curarse o ser atendidos allí por sus madres , esposas o familiares diversos.

A la mañana siguiente los médicos y enfermeras habían sido a su vez mordidos, así como los ocupantes de los calabozos contiguos a los detenidos infectados y estos a su vez a los policías que los custodiaban, en los domicilios particulares los enfermos se levantaban mordiendo al resto de su familia mientras dormían, los mordiscos eran de todo tipo, algunos precisaban atención médica urgente, otros de menos tamaño y profundidad como los de los niños no tanto y las mamas mordidas llevaron a los niños mordedores al colegio, los papas mordidos fueron a sus trabajos porque pensaron que por un mordisquito de su hijo-a no les darían la baja médica.

Los siguientes en caer fueron los médicos de atención primaria de los ambulatorios, seguidos de los de seguridad y policía que fueron a ayudarles, tanto a ellos como a la gente trabajadora de fabricas oficinas etc. Algunos camioneros fueron mordidos antes de salir de viaje con cargamentos diversos a otras ciudades y pueblos, pero como aquello no se lo cubría el seguro se limpiaron y vendaron la herida poniéndose de viaje, lo mismo paso con los ejecutivos que debían viajar a otra ciudad e incluso por avión a otro país, por la tarde-noche de aquel fatídico viernes de mitad del verano, la infección se propago entre los cines y los grandes centros comerciales, siguió por los botellones y discos de la ciudad, el verano atrae turistas de otros países y estos también resultaron mordidos, en sus locas fiestas e incluso bacanales repletas de sexo, drogas y alcohol, muchos debían volver el domingo por avión a su país y algunos así lo hicieron.

En resumen, el egoísmo avaro del sistema de bajas así como la falta de información de los médicos, unidos a diversos factores comprensibles como la familia y otros más o menos altruistas, aunque también los había de otro tipo algunos de ellos totalmente egoístas, junto con el factor ”sálvese quien pueda” facilitaron la labor del virus y hundieron tanto el sistema como a la sociedad a la que debía servir.

El gobierno hizo lo que pudo y decretó la ley marcial, de 08,00 a 20,00 se podía salir a la calle e ir a las tiendas, se crearon centros de asistencia especiales y se decretaron servicios mínimos para centrales eléctricas , nucleares y distribuidoras de gas ciudad, empresas de telefonía y repetidores de luz y energía entre otras, el objetivo era asegurar al máximo el mínimo imprescindible de servicios a los ciudadanos.

Nosotros los policías junto con el ejército tomamos las calles, deteniendo a todo aquel que saliera a partir del toque de queda, la situación se nos iba de las manos cada noche deteníamos a más gente y muchos de los nuestros fueron a su vez mordidos, dos días después y tras la aparición de los primeros cadáveres se nos autorizo a disparar, el texto de la orden decía: Queda autorizado por el ministerio del interior, el uso de armas de fuego de forma letal contra “los que mostrasen signos evidentes de infección y violencia” que dicho en cristiano y para tontos solo quería decir: Que si traía la camisa y la cara manchados de sangre y te quería morder, te lo cargases.

Naturalmente hubo quien protesto, nos llamaban policía fascista, reclamaban derechos humanos y respeto a todas las criaturas vivas, curiosamente muchas de aquellas personas estaban a favor del aborto y en contra de las instituciones por sistema, se reunían en grandes grupos con todo lujo de megáfonos silbatos y pancartas, los infectados también se unieron al ellos atraídos por el escándalo que formaban, cientos de personas fueron mordidas y algunas incluso devorados en plena calle por aquellos para los que pedían derechos e intentaban proteger, se podría decir que el movimiento pro derechos de los infectados simplemente “se consumió” (por vía oral) nosotros “la policía fascista” perdimos a bastantes compañeros intentando proteger a los que minutos antes nos insultaban, créanme que hacíamos todo lo posible.

Pero no había manera, te salían por delante y por detrás, cualquier control era superadopor los caminos más inverosímiles, si bloqueabas una carretera te flanqueaban por veredas, muchos edificios de pisos se convirtieron en fortines hasta que escaseó la comida y salieron a por mas, aparecieron los saqueadores y aprovechados que arramblaban con todo, salían a por comida y de paso se llevaban una tele de plasma y muchas cosas por el estilo, vi demasiadas cosas como para relatarlas aquí.

A mí me mandaban a cubrir a mis compañeros en controles y sitios diversos, yo generalmente me situaba en un tejado o balcón alto, cuando entraba cerraba la puerta de acceso y me quedaba allí solo y aislado, nadie me atacaba pero desde mi puesto vi caer a muchos compañeros mientras los cubría y mataba a parte de los integrantes de las multitudes que les atacaban, ¿Cuántas veces me senté en el suelo? llorando de desesperación, habiendo agotado totalmente las municiones y viendo como aquella masa de gente rabiosa, atacaba y se comía al resto de mis compañeros, escuchando por el walkie sus gritos en petición de auxilio, para acabar siendo gemidos de agonía mientras se los comían.

Un día me harté, me parece que era un lunes pero no lo recuerdo bien, habían pasado unos 10 días desde el brote del virus, pase por el cuartel llevaba mi uniforme de faena y mi pistola Glock, recogí mi fusil Remington un fusil de asalto G3, falsifique un albarán y pase por el almacén, me entregaron dos cajones de raciones de comida y varias cajas de munición para mis tres armas, volví a mi casa y me atrinchere en mi domicilio que estaba en una octava planta, no volví a coger el teléfono y dos días más tarde este ya no daba señal alguna, los servidores de internet se caían como fichas de domino puestas en fila, dos días después estábamos incomunicados.

Entre varios vecinos limpiamos de infectados el edificio, cuando acabamos solo éramos 27 sanos, en un edificio de diez plantas con cuatro viviendas de dos y tres dormitorios por planta, (echad cuentas) sacamos los cadáveres y los quemamos en una gran hoguera que hicimos con todo tipo de muebles y algo de gasolina, en la piscina vacía que había en el patio trasero, olimos a torrezno durante semanas pero era imprescindible para no enfermar por la descomposición de tanto cuerpo muerto, (corría el mes de agosto) después entramos en cada casa saqueándolas a conciencia, hicimos un almacén con toda la comida y bebida en un piso vacío de la última planta donde estaría más segura, salimos con una furgoneta y arramblamos con todos los bidones de agua que encontramos, también hicimos acopio de comida en tiendecitas pequeñas y saqueamos una ferretería, de allí robamos varios grupos electrógenos para tener luz, otra batida por las gasolineras nos ayudo a conseguir el combustible necesario para alimentarlos.

Cuando creímos estar bien avituallados para una larga temporada nos dispusimos a una defensa numantina, el edificio solo contaba con dos accesos, el portal que fue cerrado con llave, era una pretenciosa puerta acristalada con barrotes en su parte exterior, bajamos algunos muebles y armarios de las casas cuyos inquilinos habían muerto e hicimos una barricada por dentro de la puerta para que resistiera los empujones, la entrada del parking se cerró igualmente con llave pero además colocamos dos de los monovolúmenes que había en el interior contra la puerta y en contacto con ella, los calzamos con ladrillos para mayor seguridad, al día siguiente armados con picos y herramientas diversas, destruimos el ascensor y además hundimos la escalera en los dos primeros pisos, de manera que por allí se podía subir solamente, si alguien te tiraba una cuerda desde el descansillo del tercero, la gente de los pisos bajos re reubico en otros que habían quedado libres.

Siguieron casi 6 meses de miedos y sustos, pues bastantes infectados nos rodearon y golpeaban puertas y ventanas, al estar las de los dos primeros pisos enrejadas no consiguieron entrar, sus intentos de entrar por el parking tampoco tuvieron éxito, nos molestaban gruñendo y golpeando todo lo que podían y más uno perdió el sueño durante semanas por los nervios y la inquietud.

Pero también hubo buenos ratos, yo en mi 8º piso letra B era más o menos feliz pues recibía frecuentes visitas de la viudita de 5ºA aquella morena treintañera era una maquina cuando se ponía a follar, se llamaba Lucy y cuando la conocí era algo rellenita pero rápidamente perdió peso, en parte por el miedo que pasaba sola y en parte por el trajín que nos dábamos en compañía, no tarde en decirla que si quería se podía trasladar a mi piso ¡si, fue una buena época!

A esas alturas la relación vecinal se había fortalecido, de día las puertas estaban abiertas y los vecinos pululábamos libremente por el edificio, cuando entrabas en una casa solo preguntabas ¿se puede? O bien si en la casa no había niños, decías: ¿estáis visibles? Hasta el día en que Paco uno de los vecinos jóvenes, bajó a la que había sido su casa al primer piso a recoger noseque de fumar que se le había olvidado, era de buena mañana y le pusimos la cuerda, él bajó y una vez dentro del piso recogió lo que había olvidado, pero el muy descerebrado abrió una ventana y se empezó a reír de los infectados que rodeaban el edificio desde detrás de los barrotes de su ventana, sabiendo que estaba alto y no le podían coger, nosotros no sabíamos que también escupían, el tampoco y lo descubrió de repente cuando varios de ellos lo hicieron casi a la vez, como fuera que uno de los lapos le entro en la boca y el muy imbécil se lo tragó, escupió y se lavo la boca pero el mal ya estaba hecho.

De madrugada mordió a su novia, ninguno de los dos salieron de su casa en el 6ºC aquel día, lo hicieron en plena noche y antes de que nos diéramos cuenta habían mordido a cinco personas más, casi todos dormíamos cuando oímos los gritos, no era tarde para todos pues algunos conseguimos cerrar nuestras puertas, y nos preparamos a defendernos contra esa nueva amenaza, al amanecer la mañana siguiente nos armamos y nos dispusimos a limpiar el edificio.

Todos luchamos por nuestra vida y allí mate a mi primer niño, tenía 5 años se nos escapó en la primera batida, Lucy venía detrás de mí y el chaval la mordió en cuando pasaba junto al sillon donde se ocultaba, ella gritó y yo me volví viendo como ella daba golpes con una llave grifa en la cabeza del chico, la estaba mordiendo en el muslo y ella no se lo conseguía quitar de encima, le descargue la culata del G3 con todas mis fuerzas al chaval en la cara y este por fin cayo inconsciente, ella estaba pálida de miedo y temblaba pues sabía que aquella era su muerte, pues tenía una buena y profunda herida en dicho muslo de la que brotaba abundante sangre, me dio un beso en la boca y suspiro un “adiós amor” se giro y salió al descansillo, no llegue a tiempo de detenerla y salto por el hueco de la escalera desde el 6º piso, yo lleno de odio use mi fusil G3 como un bate y machaque a aquel chaval de la cabeza a los pies, cuando lo tire por el hueco de la escalera más que una persona parecía un puzle, mi destrozado rifle G3 formaba parte, repartido en incrustadas piezas de su cuerpo.

La lucha siguió y al acabar solo quedábamos cuatro sin heridas de mordiscos, rematamos a los que si las tenían pues estaban condenados de antemano, todos fueron arrojados por el hueco de la escalera, al acabar José el del 9ºC un tío cincuentón grandote y buena persona, había perdido a su esposa y a su chico de 17 años subió a su casa rezó y lloro por sus seres queridos, cuando amanecía al día siguiente se tiró desde allí por el hueco de la escalera reuniéndose con sus seres queridos.

Quedábamos tres una pareja de jóvenes y yo, era febrero y aun hacia bastante fresquito, buscamos cal viva o algo para rociar los cadáveres pero no hayamos gran cosa, finalmente bajamos el chico y yo para retirar la barricada interior y abrir la puerta del portal, mientras tanto la mujer vigilaba desde la ventana y nos comunicábamos por un walkie talki que teníamos, cuando nos dijo que no se veía a nadie sacamos los cadáveres a la calle y los apilamos contra la entrada peatonal del recinto como si fueran troncos, hicimos una buena barricada y volvimos a cerrar el portal con llave, ordenando seguidamente la barricada interior.

Dos meses después decidí probar suerte yéndome al mejorar el tiempo y se lo dije, ellos no querían irse pues ella esperaba un hijo, bajamos al garaje y me ayudaron a cargar mi todo terreno, al día siguiente nos despedimos y les aconseje que no se quedaran allí mucho tiempo, 24 cadáveres hacinados frente al portal atufan bastante y atraen muchos bichos, les dije donde me dirigía y les pedí sinceramente que vinieran en cuanto pudieran, incluso me ofrecí a esperarlos y hacer el viaje juntos, dijeron no pero que lo pensarían… no los he vuelto a ver.

Habían pasado en total casi nueve meses desde que comenzó la plaga del virus VR, yo conseguí salir de la ciudad y por caminos secundarios vine aquí, ya sabéis el resto de lo ocurrido, pero pasemos a lo de esta semana.

El lunes o… tal vez era martes que más da, seguro que era mayo, me estoy volviendo tan distraído aquí solo, que el día que de mayor tenga Alzheimer nadie se va a dar cuenta como decía mi madre, dejémoslo en el primer día de aquella semana, bien pues ese día aun molesto por lo sucedido, pase de Ceci hasta media tarde en que sus sollozos se hicieron más intensos, deje de ver una película que acababa de poner en el portátil y bajé al calabozo, estaba más que dispuesto a meterla cuatro voces por molestarme con sus ruidos, pero ella se comportó de forma distinta a su costumbre, al verme entrar no se abalanzo hacia la puerta para cogerme sino que se mantuvo quieta en el centro de su celda, todo su cuerpo temblaba y estaba muy tensa, no estoy seguro si de rabia o de impaciencia, sus ojazos verdes fijos en mi no tenían ese furor de otras veces pero yo no me fiaba y menos después de lo de ayer, di dos pasos hacia la celda sin bajar la guardia y atento a sus reacciones diciéndola:

– Hola Ceci, espero que hayas aprendido la lección.

Ella no rugía ni gruñía ni nada por el estilo se limitó a bajar la cabeza, dejo de mirarme e hizo algo que me sorprendió, dejo caer sus brazos y se los puso a la espalda, dando cuatro pasos giro sobre si misma y se quedo frente a mi mirando al suelo, entendí que me pedía un paseo, me quede boquiabierto de puro asombro, ¡Increíble! los infectados no son muy listos pero esta chica me acababa de demostrar que había aprendido algo que la agradaba, así que la dije:

– Así que quieres pasear.

Hice el gesto de caminar con las manos a la espalda y ella medio asintió con la cabeza, bueno al menos parecía que asentía así que pensé que recordaba algo del pasado.

– Está bien nena si quieres pasear lo haremos, pero has de ser buena chica.

Me miraba pero se notaba que se debatía entre la infección que la volvía rabiosa y su yo interior que la pedía salir, me acerque aun mas a la celda poniendo al alcance de sus manos y siempre en guardia esperando el ataque, me sorprendió de nuevo girándose y dándome la espalda mansamente, estaba cerca de los barrotes así que metí la mano entre ellos y le di una descarga en la nuca, ella cayó al suelo inconsciente sin un gemido.

Salí a por sus cosas de pasear y al volver me metí en la celda poniéndola los guantes de boxeo y atándoselos, la puse las esposas atrás, seguidamente lo pelota en la boca y después el conjunto palo-collar en el cuello, esta vez no Salí de la celda y me quede agachado al lado de ella acariciándola la cara intente no mirarla los pechos pero mi mirada se desviaba de ellos a su cara cada pocos segundos, hasta que noté como se despertaba, primero se alarmó al verme y sentir mi mano acariciando su cara, aquello la altero bastante, gruño fuerte pero yo no me detuve y ella al notar tan grata sensación se relajo un tanto después de forcejear brevemente, yo le decía:

– Buena chica Ceci buena chica, vamos a dar un paseo, vale.

Me puse de pie con el palo sujeto en mi mano, ella se dejaba guiar más dócil que el día anterior, comprobé que aun tenía los pañuelos en el bolsillo y salimos al patio, al notar el sol y el aire sobre su piel se puso más contenta que una cabra en la pedriza, se irguió respirando por la nariz y haciéndome ver su verdadera altura de 1.70, hasta ahora siempre la había visto agachada o ligeramente encorvada y lista para atacarme, afloje la tensión del palo-collar y ella entendió que podía moverse, yo estaba volviendo a ponerme palote como el día anterior solo con ver su silueta, nos movimos por el patio rodeando despacio el torreón.

Ella andaba ágil paro lentamente y yo la seguía atentamente sin soltar el palo, piernas, culo caderas, espalda, contoneo y vuelta a empezar otra vez, aquello me estaba poniendo… de los nervios, decidí en silencio que antes de sacarla el día siguiente me masturbaría, así al menos la pasearía algo más relajado o de lo contrario me daría un jamacuco.

Un rato después se para a orinar y la doy un pequeño tirón hacia abajo con el palo, ella recuerda la postura del día anterior y se agacha orinando con fuerza, su pipi huele más fuerte que ayer no hace de vientre pues la pasada noche se quedó sin cena, me saco un pañuelo del bolsillo y la limpio la vagina ella gruñe un poco pero mantiene la postura con solo una ligera resistencia, yo estoy detrás de ella y un poco agachado mis ojos miran sus pechos, me incorporo antes un tanto incomodo tirando el pañuelo húmedo, mi bragueta hinchada queda a su espalda y no pudo evitar rozarla un poco al hacerlo, seguimos el paseo y al llegar a la puerta se detiene.

– Sigue Ceci, has sido buena y puedes seguir paseando.

La doy un ligero empujoncito y ella lo entiende damos otra vuelta al recinto, se la ve feliz paseando y sintiendo el sol en su piel, cuando entramos en el torreón se detiene mirando hacia el comedor, se escucha ruido y recuerdo que había dejado puesta una película, la dirijo al calabozo y la meto en su celda, la duermo y la limpio la herida que no tiene muy buen aspecto después de haber dormido sobre un charco, la pongo el antibiótico y la quito guantes pelota y collar, subo corriendo y cojo la primera camisa usada que pillo bajando de nuevo al calabozo y poniéndosela, se despierta cuando estoy acabando de abotonársela, salgo rápido de la celda y cierro la puerta.

La observo desde fuera mientras se despierta, toca la camisa y la huele, me mira sin apartar los ojos de los míos, pone una expresión más dulce y supongo que ahora que lleva mi aroma y le da calor se siente aceptada, subo y veo desde el principio la película que deje a medias, cuando anochece me preparo la cena en el microondas ya que de noche no cocino para no atraer a los infectados, ceno y reservo una buena ración de comida en la mesa para Ceci, cuando acabo de lavar los cacharros cojo su manta y el plato de plástico y bajo al calabozo dejándola la manta entre los barrotes, el plato se lo empujo por debajo con la escoba como siempre, lo prueba y me mira agradecida pues hoy no es comida de gato es un poco de ternera con menestra de verduras, parte de mi plato preparado y además aun esta templado, come y después se pone en posición fetal tapándose con la manta, yo subo a mi habitación y duermo más relajado.

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Han pasado tres días más, la herida de Ceci esta bastante mejor pues aparte de las inyecciones la saco a pasear tres veces al día, el aire fresco y el sol la encantan y contribuyen a su mejoría pero a mí me están poniendo loco de deseo, durante el día la quito la manta y la camisa dejándola en pelotas devolviéndoselas solo por la noche para dormir, ya apenas gruñe cuando la limpio con los pañuelos tras hacer sus necesidades, ahora los dos desayunamos comemos y cenamos poca cantidad pero más a menudo, ella está encantada pues antes solo la daba media lata fría de comida para gatos, una sola vez al día para que se mantuviera débil y fuera un peligro más fácil de dominar, ahora además del antibiótico machaco una aspirina de las que tengo como 20 cajas y se la espolvoreo por encima de la comida, no sé si servirá de algo pero yo la encuentro más saludable, lo de las inyecciones ya es otro cantar solo me quedan dos cajas de seis, tendré que arriesgarme y salir a la farmacia a conseguir más por si acaso.

El resto sigue casi igual y cada día me cargo a un par de infectados cuando se acercan mientras cocino, he empezado también a hacer más ejercicio y dedico al menos una hora a correr por el patio y hacer flexiones. También he mejorado su habitáculo, no creo haber mencionado que las celdas estaba sin jergones donde dormir, debieron sacarlos para que nadie se hiciera daño cuando encarcelaron a los últimos huéspedes rabiosos, estaban en el despachito del sótano bien plegados, he lavado un colchón y metido un jergón de metal en la celda de la esquina, esta mas resguardada del aire que entra por el ventanuco que hay allí y por la noche refresca, al día siguiente cambie a mi rubia de celda y tras enseñarla donde debía dormir se ha ido acostumbrando a su nueva camita.

Ahora estoy haciendo de costurera para mi chica, le estoy poniendo dos anchas tiras de velcro a sus guantes, pues se tarda demasiado en tensar y atar los cordones, además la estoy fijando a los lados de dichos guantes una anilla fuerte para sujetarlos entre sí con una correíta pequeña pero gruesa que he encontrado, además de una buena cantidad de cinturones y hebillas de distinto tamaño en las taquillas de los agentes, la otra novedad es que al pasar por el almacén de efectos del cuartel encontré una caja de pelotas de goma de las que usábamos en las manifas, están a medio tamaño entre las de ping pong y las de tenis, cabrán mejor en la boca de Ceci para evitar que me muerda, eso lo dejo para mañana.

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Querido diario, es sábado (creo) el invento de los guantes es estupendo, los probé conmigo antes de ponérselos a Ceci y van estupendamente, también la he preparado dos pelotas de goma para la boca, están perforadas con un clavo como la anterior pero estás llevan una correa delgada con su correspondiente hebilla, para cerrársela sobre la nuca en lugar de tener que atarla con nudo, herví las pelotas antes de ponérselas para disimular un poco el sabor a goma, si se porta bien antes del paseo la unto con un poquito de mermelada antes de ponérsela en la boca, la cabe justo entre sus dientes y me dejan ver sus bonitos labios sin correr peligro de mordiscos, ayer tras ponerla a dormir de un corrientazo la corte las uñas de manos y pies, hoy tengo previsto que como se porta bastante mejor voy darla como premio, un baño calentito en lugar de tanta ducha fría y con manguera, la hará bien una buena dosis de jabón y lavarla el pelo, usare la bañera del difunto sargento Bravo, ya escribiré los resultados.

CONTINUARA…

Bueno amigos este ha sido de momento y hasta ahora, el capítulo más extenso de la serie pero habrá más.

Espero que hayáis disfrutado leyéndolo tanto como yo escribiéndolo, la verdad es que hace una semana ni tan siquiera pensaba en escribir esto ni nada de temática zombi o de pandemias, pero me ha venido a ver la musa y estoy escribiendo un capitulo por día, es en serio creedme, escribo y releo, corrijo y sigo escribiendo, me paseo y de nuevo a escribir, releo y corrijo hasta que por fin cuando creo que esta correcto lo envío. En resumen que los consumís calentitos y recién paridos.

Gracias a todos por estar al otro lado de la pantalla y por vuestros comentarios, sois los mejores ¡Sed felices!

Para contactar con el autor:
javiet201010@gmail.com

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