De hoy dependen muchas cosas y mi decisión esta tomada pues tengo que ganar a toda costa, porque lo que está en juego es importante. El Consejo de Administración está ya reunido, tan solo esperan mi presencia para iniciar el debate, y sé que no hay ni uno solo de los miembros al que pueda considerar como aliado. Forman todos parte de la camarilla que pretende despojarme de mi puesto y mis propiedades. Los he estudiado a todos muy a fondo, buscando incluso sus secretos más escondidos, sus debilidades, los puntos por los que puedan ser atacados con posibilidades, y no hay muchos, son viejos, puritanos, insaciables, casi ni son humanos. Todos iguales o casi, solo uno es distinto, el más frio, el más despiadado y también el más joven con sus cincuenta y pico de años, el que más poder tiene y quien orquesta y dirige la batalla contra mí.

Es realmente el que tiene la decisión suprema, y en él está mi arma, la única que tengo contra ellos; claro está que no lo sabe, se considera invulnerable y voy a demostrarle que ese planteamiento está muy lejos de la realidad, aunque para ello tengo que apartar todos mis escrúpulos.

Me he mentalizado y vestido a propósito para la ocasión, una blusa beige de ganchillo, totalmente calada, con escote en barco desde los hombros, sujeto con un cordón que ata con un lazo en el frente. Una minifalda negra completa el conjunto, ya que no llevo medias, tan solo una tanga negra muy pequeña y casi transparente, y un par de zapatos negros, de altos tacones, que hacen mis piernas mas estilizadas. Maquillaje normal en tonos naturales, solo mis ojos realzados de forma más intensa.

Es el momento de hacer mi entrada en el salón donde están reunidos, oigo el murmullo de sus conversaciones y sus risas, pero antes de abrir la puerta me queda un último detalle. Desato el cordón que cierra mi blusa, abro el escote y lo hago descender por uno de mis hombros descubriendo completamente uno de mis pechos, y al hacerlo y solo con pensar lo que iba a suceder de inmediato, el pezón se endurece y destaca más de lo normal.

Abro la puerta y, como esperaba, todos vuelven sus cabezas hacia mí. Se abren las bocas de todos ellos, el asombro no les deja decir palabra, y antes de que reaccionen, me dirijo a la mesa, me vuelco sobre ella, al hacerlo ya no es un pecho lo que muestro, ahora son los dos que quedan totalmente descubiertos y a la vista de todos, y le hablo al Presidente, a mi peor enemigo.

Quiero hablar contigo, en privado y ahora, le digo acentuando aun mas mi postura, con lo que mi blusa cae literalmente hasta mi cintura.

Con los ojos desorbitados fijos en mis pechos, y aun sin poder decir palabra, el gran JL asiente con la cabeza y se levanta de su sillón, ignora a todos los presentes y agarra mi mano para tirando de ella, salir del salón de reuniones.

No se ha cerrado aun la puerta tras de nosotros cuando se vuelve hacia mí, me atrapa entre sus brazos y me besa como un verdadero hambriento; su lengua abre mi boca y trata de llegar hasta mi garganta. Allí mismo, en el pasillo, desciende sobre mis pechos los lame, los aprieta, los muerde, mientras con una de sus manos trata de llevar las mias hacia su bragueta y sienta una polla dura como una roca y de considerables dimensiones.

Le fuerzo a separarse de mí, estaba tan sumamente excitado que hubiera sido capaz de desnudarme y follarme allí mismo en el pasillo, y tiro de el para llevarle hasta su propio despacho, pasando ante su asombrada secretaria y varios empleados, con la blusa por la cintura y los pechos al aire.

Apenas habíamos entrado cuando toda mi ropa, y la suya, estaba por el suelo. Arrodillado trataba de meter su cara entre mis piernas tratando de llegar a mi clítoris, sus dedos penetraban mi vagina, un dedo que trataba de llegar hasta el fondo, dos dedos, tres, después su polla que restregaba contra mi buscándo  meterse, cosa que yo no estaba dispuesta a permitirle, de forma que con leves movimientos, aparentemente involuntarios, hacia que su polla resbalase sin lograr penetrarme.

Sentía como su excitación crecía por momentos, y con ella su furia al no lograr la penetración que quería, en un momento se coloco a mi espalda y volcándome sobre la mesa comenzó a acariciar la entrada de mi ano; estaba muy claro su propósito y mas aun cuando sentí que metía sus propios dedos en su boca para llenarlos de saliva, dirigiéndoles después a mi culo y empezar a acariciarlo para penetrarme con su dedo. Sabía de antemano que ese iba a ser el momento mas peligroso, pero tenía que evitarlo a toda costa y así lo hice, retirándome bruscamente. Allí estallo toda su violencia y maldad, gritaba todas las groserías imaginables, me amenazaba con llamar a sus guardaespaldas para que me violasen entre todos, pero había pensado y previsto todas las posibilidades y aun me quedaba un arma para acallarlo y acabar con su furia. No podía permitir que me follase ni que me la metiera por el culo, lo segundo nunca lo hubiera permitido a nadie, y lo primero, si le hubiera dejado follarme, una vez logrado su objetivo, hubiera perdido su interés ya que su reto era poseerme. Me quedaba un arma y la puse en practica sin reparo, mientras continuaba gritando tome su polla entre mis manos y comencé a masturbarle hasta que se le puso tiesa como a un burro, le hice tumbar sobre el sofá mientras seguía con mis movimientos logrando que cesasen sus gritos. Comencé a besarle en el pecho, bajando lentamente hasta su vientre, aceleré los movimientos de mi mano en su polla hasta conseguir que el levantase sus caderas al ritmo que mi mano le marcaba; mis labios besaban ahora su bajo vientre, le acariciaba los testículos, aproximándome cada vez mas a su polla, hasta comenzar a darle pequeños besos sobre ella para acabar tomándola en mi boca poco a poco, después bajando sobre ella hasta tenerla por completo atrapada. Ahora si le deje libre para follarme, aunque tan solo follaría mi boca y así lo hizo, inicio un mete y saca cada vez más acelerado, más urgente, pero tampoco estaba dispuesta a tragarme su semen y, cuando sentí que ya no podía retenerse más, fui yo la que me retire a tiempo, recibiendo en mis pechos toda su descarga.

Se había vaciado por completo, y aun así, ahora trataba de darme la vuelta para meterme su polla babeante por el culo, pero ya no tenía fuerza para nada y, con la promesa de una cita para el día siguiente, en la que le dejaría hacer todo lo que quisiera, nos vestimos como pudimos y dimos por terminada la sesión.

Al día siguiente se presentó en mi despacho, lo hizo después de haber dado órdenes a su gente, para que todo el mundo desalojase los locales y se cerrasen las oficinas, dejando libre todo el edificio, en cuyo último piso hay un apartamento de uso exclusivo para que descansen los directivos, si alguna vez deben pasar la noche allí, aunque realmente es el picadero del Gran Jefe que, por supuesto, pensaba usarlo conmigo, en plan amo y esclava.

Nada mas entrar en el despacho vino hacia mi en plan de propietario absoluto, me atrapo entre sus brazos agarrando mis tetas y las descubrió desgarrando mi blusa y el sujetador que llevaba puesto. Sin soltarme, me llevo hasta el apartamento, haciendo que por el camino quedara el resto de mis ropas tiradas por el suelo. Me hizo caer sobre la cama y, a toda prisa, se desnudo a su vez para montarse sobre mi, entre mis piernas, y sin preámbulo ninguno clavar su verga en mi vagina. Lo hizo sin ningún escrúpulo, sin tomar protección alguna y sin preocuparse de que yo tuviera o no el menor placer en ese acto, solo le interesaba su propio placer, y para ello bombeaba cada vez mas fuerte y mas profundo, como si pretendiera llegar con su polla desde mi vagina hasta mi garganta. No era delicado en absoluto, era solo una bestia desatada que hubiera querido follar y follar hasta reventar y reventarme, por lo que no le importo en absoluto, no variar de postura en todo lo que tardo en correrse dentro de mi. Lo único que le importaba era él mismo y para ello no paro de bombear como una maquina, hasta que hizo explosion con una descarga tan abundante que su semen chorreaba de mi vagina en grandes cantidades.

Afortunadamente, es un hombre que tarda bastante en recuperarse después de una corrida como la que había tenido, lo cual no impedía que porfiase y tratase de meterme su polla por el culo, pero entre que no se le volvia a poner tiesa, y mis movimientos, no pudo conseguirlo. En mis planes tampoco entraba el darle todo lo que quisiera, sino lo estrictamente imprescindible.

Tenia que hacer pasar el tiempo, de modo que me dedique a pasear mis manos por todo su cuerpo, El estaba mas  desesperado a cada momento y su desesperación hacia que aun le fuese mas difícil conseguir la erección que deseaba, me pedia que le masturbase, que metiera su polla en mi boca, y yo le complacía hasta que comenzaba a sentir un conato de endurecimiento, momento que un pequeño tiron de la piel que normalmente cubria su prepucio, un ligero roce de mis dientes, cualquier pequeño truco, bastaba para que su nonata erección se viniera abajo.

Claro esta que no podía mantener esa situación por mucho tiempo y llego el momento en que tuve que comenzar a hacer las imprescindibles concesiones para seguir adelante con mi plan. Ahora tenia que darle naturalidad y realismo a lo que hasta ese momento había sido pura actuación, asi que haciendo abstracion de mis escrupulos, me volqué sobre sus genitales acariciando sus testículos con mis manos, tome su polla con mis labios y la hice entrar completamente en mi boca, al mismo tiempo que le masturbaba variando la cadencia para excitarle a tope. No era necesario ni variar de postura, lo que le interesaba era su propio placer, el mio ni se lo planteaba, asi que tuve que hacer milagros para que no se corriera muy rápidamente, aunque cuando llego el momento, tuve que tragarme todo su semen y encima fingir que me gustaba.

Al cabo de minutos ya estaba de nuevo encima mio, pero con su polla arrugada no llegaba ni a tocarme, me dio la vuelta para que fuera yo quien estuviera encima; con ayuda de su mano buscaba conducir su polla hasta la entrada de mi vagina, se paso mas de diez minutos tratando de frotarme con ella, me abria con sus manos tratando de meterse y, ni aun asi podía conseguirlo, de tan agotado como estaba, y en esa posición nos sorprendieron cuando se abrió la puerta con violencia, cuando entro todo un gentío en la habitación, su mujer y sus hijas, sus padres, sus compañeros del Consejo y un selecto grupo de periodistas y fotógrafos, que se encargaron de inmortalizar el momento., en especial con una foto que guardo con cuidado, el estaba de frente a la cámara, desnudo, encogido y luciendo entre sus piernas un pequeño y lastimoso colgajo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *